martes, 29 de mayo de 2018

Tennessee

Salir a la calle y sentir la lluvia, bailar bajo ella, saltar los charcos o chapotearlos. Ver cómo por los regueros que ésta forma van descendiendo los restos de tiempos pasados, de corazones rotos, carcomidos, roídos por las ratas o picoteados por los cuervos. Y cómo, detrás de ellos, corren a ciegas recolectándolos, cientos de nuevos poetas de mierda, sin darse cuenta de que su falsa tristeza gris empieza a desteñir, impregnándolo todo, dejando a la vista la oscura bestia bastarda que vive bajo su piel. 

Yo veo todo esto desde detrás de mi ventana, descojonándome, con una copa con dos hielos y una botella de Jack Daniels, un folio en blanco y un boli bic.

La misma que escondías detrás de tu culo cuando venías a verme en lencería fina, el mismo licor que emanaba de tus labios cuando me abrazabas por detrás besándome en las mejillas, escueta de ropa, candente de pasiones. El mismo que era testigo de cómo tirábamos todo al suelo, nos arrancábamos la ropa y follábamos sobre el escritorio. 

Vuelve a visitarme con esa botella. Bésame esta noche. Abrázame mientras explota el mundo. Fóllame y no me dejes dormir, hasta que un futuro demasiado cierto nos atrape...

...el saber que serán los nuestros los siguientes corazones descuartizados que arrastrará la lluvia. 



"Le pedí a Dios que te protegiera siendo ateo" (Arri).

sábado, 26 de mayo de 2018

Agujeros de gusano

Se han escapado los días en los que caminábamos desnudos por la arena de la playa, en los que construíamos cabañas junto a lagos, en los que vestíamos las paredes con gemidos y flujos. Ahora vuelan gaviotas con la brisa del mar sobre los restos de nuestros castillos de arena, aquellos que el mar destruyó para escribir nuestro epitafio y que volverá a borrar para reescribir nuestros destinos.

Las horas perdidas llaman a la puerta, obedeciendo a un dios impetuoso y cruel llamado Tiempo, intentando que vuelen reproches, palabras sucias llenas de rencor, emborronando todo lo que un día fuimos. El estrés golpea las cabezas, la tuya, la mía, destroza corazones limpios, contamina emociones y sentimientos, atenaza el pecho, hundiendo sus garras justo por debajo de las costillas y dejándonos sin respiración. Aguanta el golpe. No te hundas.

Dentro de poco, seremos dos universos paralelos, dos realidades distintas, dos caminos que se miran sin llegar a tocarse, pero que se recuerdan, charlan y sonríen.




domingo, 20 de mayo de 2018

Noches

Le tengo miedo a las noches, a apagar la luz y que vengan tus recuerdos a mi mente, a que ninguno de los malos momentos se presente, y me obligue a recordarte tal como eres. 

A la sonrisa de niña pequeña, a la inocente sensualidad de una nínfula entrada en edad. Al tacto suave de tu piel, al despertar abrazados. Al disfraz que nos poníamos para evitar admitir que estábamos hechos pedazos, que éramos irreconstruibles. A los besos y abrazos que sólo fueron cuidados paliativos, dulces y mórficos, que nos llevaron hasta el punto omega. 

Nos despedimos sin decir adiós, llorando por una segunda parte, cuando yo esté menos roto, cuando tú estés menos descosida, cuando queramos volver a vernos, cuando queramos cerrar la herida.



"Se llenan los sumideros de palabras, de promesas, de tequieros..." (Martín Romero).