martes, 9 de febrero de 2021

Insomnio

 Son varias ya las noches en vela, son varios e inconclusos, los minutos que no he pensado en ti, desde el adiós en el metro. Son horas intentando autoconvencerme de que era lo mejor para los dos, que habíamos entrado en una espiral de destrucción, y no lo consigo. He intentado buscar motivos para odiarte y olvidarte, sin éxito. Desde la política a los gustos, y no me sale. Hasta probé a buscar nuestras discusiones y retorcerlas para culparte de algo de lo que eras inocente. Y es imposible, además de injusto.

Si me dieran a elegir un deseo, dudaría entre volver atrás y disfrutar cada uno de los momentos que pasamos, o regalarte toda la suerte de mi vida, porque sin duda alguna, te la mereces. Creo que no he conocido hasta la fecha tanta bondad en una sola persona. Así que me niego a odiar, a olvidar, a enterrar los recuerdos y desterrarte, prometo guardarte con mimo y con la dulzura que me ha faltado en estos meses, en mi memoria. Sólo te deseo que te pasen cosas buenas.



"Romper de una vez por todas las riendas que me atan a este don innato, el del fracaso..." (Martín Romero - La lengua de nadie).


domingo, 7 de febrero de 2021

Openheimer

Una gran detonación. Un hongo que se eleva por encima de la ciudad. Una reacción exotérmica y una onda expansiva de cuatro mil grados centígrados que provocará que todo lo que haya en un radio de cuatro kilómetros y medio se reduzca a cenizas.

A veces, pienso que el amor es capaz de eso y a la vez de todo lo contario, pero hoy siento lo primero. Una explosión, un temblor, una bomba detonando y después el silencio. El silencio que asegura la desolación. La transformación del vergel en páramo, la calcinación de la tierra, como si Othar hubiese paseado por cada uno de los rincones de mis adentros. Como si Cupido se hubiese disfrazado de Openheimer, y en vez de saetas lanzara a Little Boy. 

Abrázame una vez más. Antes de que se me funda la piel y dejemos de ser. Déjame desearte el mayor de los éxitos y que el mundo te trate justamente, y que te recompongas después de que nos hayamos hecho cenizas...



"Prométeme que yo he sido, el mejor de tus errores..." (Rayden & Alice Wonder)

El final

 El techo me mira fijamente y me habla. Hoy no me va a dejar dormir. Ni después de cuatro tilas bajan las pulsaciones ni las taquicardias. Hasta la boca se reseca y las cuerdas vocales se enredan haciendo nudos que ni Houdini sería capaz de deshacer. Ya no hay palabras. Solo silencio. La cabeza se dobla mirando al suelo ante la inexorable realidad: Somos un fuimos. 

Y resbalan lágrimas pensando que pudimos ser y no fuimos, que jamás seremos. Que lo dimos todo y perdimos, incluso a nosotros mismos. La lluvia que nos mojaba hoy era de plomo, y nos pesaba. Nos hundimos en el cieno pétreo de una ciudad impersonal. Ahora el sabor amargo en las papilas, la carga eterna del odio propio y la culpa, el dolor escrito con tinta por cada uno de nuestros tatuajes. El corazón y la daga, la frase de Ovidio.

Pensar que esto es un escollo, que hay pasos detrás, recordar con mimo todos y cada uno de los buenos momentos que nos hemos regalado, y no olvidarlo. Sobre todo eso, no olvidarlo. Y prometerme no odiarte jamás porque una parte de mi corazón, ha sido, es y será tuyo. 

...lo más triste es saber que las meigas tenían razón...