viernes, 24 de febrero de 2017

Buhardilla

No me beses aún. Tampoco me mires. Deja caer la ropa al suelo y colócate mirando a las estrellas. Hoy jugaremos a ser dos extraños que se conocen de hace tiempo, y que llevan tiempo matando sus instintos.

Mira la luna y el cielo alumbrado. Y cómo los astros se acercan, mientras mis manos recorren tu cuerpo desnudo. Sigue mirando arriba cuando te muerda los hombros, cuando atenace tu cuello con mis burdas manos. Mira estos soles nocturnos de acero y luz y siente el calor que desprenden, el mismo que tú experimentas, mientras te penetro. Y asciende poco a poco, hasta la luna, y vuelta.

Verás cómo esos infames humanos nos miran desde abajo, y cómo tú y yo disfrutamos de nuestro propio cielo, uno inmenso, donde los orgasmos son de terciopelo, de caricias de fieltro y nubes de algodón de azúcar. Un cielo de setenta metros cuadrados, a los que no les falta el dinero, donde los sueños se cumplen y no pueden entrar los banqueros, ni las ratas, ni los buitres del gobierno.

Ven conmigo al cielo.
Ven conmigo cielo.
Ven conmigo.
Ven cielo.
Ven.


lunes, 13 de febrero de 2017

Besos de Andén

La parte final de la película donde aquellos que llevan noventa minutos ignorando los más sinceros impulsos de su alma, son capaces de sincerarse.

La escena final en el andén, donde se dicen adiós y donde uno sube en un tren con rumbo sin determinar y el otro sigue caminando en dirección contraria, al menos, hasta que se dan cuenta de que está dejando marchar al amor de su vida. Entonces el tren se pone en marcha, y uno corre por el andén, corriendo hasta la ventanilla donde está el otro, y la golpean, intentando clamar al cielo el amor que nunca tuvieron valor para admitir, y entrelazan las manos a través de ese cristal, y lloran, hasta que la velocidad del tren los separa. 

Y después se acaba la película. Como intentando decirnos que no hay vuelta atrás, ni segundas oportunidades, que los trenes que se marchan nunca vuelven... Sin saber que hay vías de doble sentido y que los besos que no se dan en los andenes se guardan en la eternidad.


"Por antes de morir cumplirlo, por llevar a cabo..." (Suite Soprano).