domingo, 29 de agosto de 2021

God & The Devil (Ángeles y Demonios V, fin)

[En el corazón de un hombre hay una lucha constante entre dos lobos: uno blanco y uno negro. La luz y la oscuridad. El bien y el mal].

Pasear por San Blas, como un madrileño más, intentando no escuchar ni uno solo de mis pensamientos, con los cascos puestos, absorto, concentrado en la música. Suena Ibiza de Juancho y Recycled J. Casi dan ganas de bailar. Detenerse en una terraza, yo solo, ensimismado, intentando reconectar con mi paz interior. Sentarme en una mesa y pedir una Grimbergen. 

- Deberías haber pedido otra cosa.
- ¡Oh! ¡Vamos Lucifer, déjalo tranquilo!

Y otra vez esas apariciones. Ahora me estaba tomando una cerveza con Morgan Freeman, vestido de un blanco impoluto, y con Tom Ellis, de riguroso negro de corte italiano. Me bebí media cerveza de un trago, observando cómo el mundo fuera se había quedado paralizado.

- Te preguntarás quiénes somos y por qué estamos aquí.
- Creo que me lo puedo imaginar -contesté.
- Somos las manifestaciones más familiares que tienes de Dios y de Lucifer, por eso hemos tomado esta forma, para que te sientas cómodo -dijo Morgan. 
- ¿Y no hay otro ningún ser humano al que tengáis que visitar...? -respondí con resignación.
- Verás -dijo Tom- Es sencillo de comprender, lo que está en juego es tu alma, y la tuya no es como la del resto de los mortales. Hay algo en ti. Hay una luz casi celestial dentro que no entendemos por qué has sido capaz de desarrollarla, de ahí que te hayan visitado tanto arcángeles como demonios. La decisión y tu manera final de actuar con el mundo decidirá hacia qué lado se inclinará la balanza y nosotros... bueno, podemos, darte una ayudita. 

Les miré por encima de la espuma de la cerveza sin decir nada, con cara expectante.

- Pero... porque hay un pero -espeté.
- Pero todas las acciones que lleves a cabo, dejarán una huella en aquellos que intervengan, y eso, al final, decidirá qué almas van al cielo y al infierno -dijo Morgan.
- O sea, que me estáis diciendo que dependiendo de lo que yo haga, tendréis más o menos "personas" en uno de los dos sitios -respondí.
- En esencia, más o menos -dijo Tom.
- Lo que tienes que descubrir es realmente quién eres para decidir. Te he estado observando, eres un buen chico, no deberías dejar que el dolor te lleve a tomar malas decisiones -afirmó Morgan.
- ¡Por favor! Tienes todo el derecho del mundo a estar cabreado, a enfadarte y en querer mandarlos a todos a tomar por culo. ¡Basta ya de ser siempre el perdedor! Piensa en todo lo que has pasado, para nada, por culpa de todos esos egoístas -exclamó Tom.
- No dejes que esas malas experiencias guíen tu camino y decidan por ti, hijo -sentenció Morgan.
- Ellos podían escoger igual que tú, y escogieron, cegados por la arrogancia, eligieron lo mejor para ellos mismos sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos. ¡Tú deberías hacer lo mismo! No importa lo que dijeron importa lo que hicieron. Y tú has sido lo suficientemente imbécil como para poner en sus manos tu vida -dijo Tom.
- Entonces deberías hacer autocrítica y saber que la culpa no es sólo suya -contestó Morgan-. También tú has tenido esa libertad y escogiste -dijo sonriendo-. Sin embargo, esa oscuridad que ahora mismo está corroyendo tu alma no es ajena, es propia. Raguel y Raziel te lo dijeron, intentaron que despertaras.
- Y sin embargo no los has conseguido, ¿crees que es culpa tuya no poder perdonarte a ti mismo por algo en lo que no has intervenido? -preguntó Tom-. No te puedes perdonar porque no tienes nada que perdonarte. Eres inocente.
- El mismo Diablo hablando de inocencia -murmuré.

Tomé otro trago de cerveza.

- ¿A dónde crees que te llevará actuar de una manera vengativa o egoísta? -preguntó Morgan-. Piensa en los demás, en cómo les afectarán las acciones que lleves a cabo, en el dolor que podrán experimentar, en que podrán volverse malvados...
- ¿Y por qué he de ser yo el que soporte las acciones de los demás y no los demás las mías? -interrogué.
- ¡Ves! Ese es el punto donde quería llegar yo -respondió Tom-. Ya has tenido que soportar bastante como para encima tener que seguir con la misma dinámica. Ya es hora de cambiar, de que pienses más en ti mismo y menos en los demás, de que busques por una vez en la vida tu beneficio propio. Sabes que te han utilizado, te han mentido, han jugado con tus ilusiones, y ¿ves...? ¡Oh! ¡Vaya! ¡No lo ves porque estás tan hecho polvo por dentro que no sabría decirte si aún sigues teniendo corazón! Te seguirán fallando. No digas que no te lo advertí.
- Los humanos siempre estáis en esa dinámica, el ojo por ojo, sin embargo hay algo diferente en ti -dijo Morgan-. Te han fallado muchas veces y sin embargo seguías con tu fe inamovible, hasta ahora. ¿Qué ha hecho que cambies...?

Suspiré y bebí lo que restaba. Tom se giró hacia Morgan y le miró con cara de incredulidad. 

- ¿En serio? ¿En serio le estás diciendo eso..? Lo sabes perfectamente -dijo Tom-.

Morgan abrió los ojos y la boca con gesto de sorpresa, como si acabara de descubrir un diamante entre las rocas.

- ¡Oh! Fue por eso... -dijo bajando la mirada-. No tenía ni idea. Sí. No está nada bien lo que te hicieron pero eso no debe cambiar tu forma de ser. Eres luz, no dejes que la oscuridad te venza. Tienes la capacidad para sacar lo mejor de las personas que tienes a tu alrededor y eso lo perderás si abandonas ese camino. Recuerda toda esta conversación para la próxima vez...
- Qué próxi... -y como si de un flashback se tratase, volví a estar en aquella terraza, con la cerveza llena- ma vez. La botella había cambiado significativamente, había cambiado el color ocre del cristal por un rojo brillante, y el fénix del logo era de color azul eléctrico. 

Un fénix. El símbolo de la inmortalidad y a la vez del dolor. El signo de todos aquellos seres que necesitan morir para volver a renacer. Envolverse en dolor y apagarse para resurgir de entre las propias cenizas con más fuerza y ganas. El encontrarse a uno mismo, golpeando la pared con los puños hasta que se astillen los huesos y la carne se muela. Odiarse primero, para ser capaz de quererte con todos los defectos y virtudes y ser capaz de querer al resto. Gritar y sacar la rabia de dentro, para encontrar un remanso de paz en el silencio, en el azul de tus ojos, en la serenidad de tus pechos. Latir fuerte e iracundo, desacompasado, y después hallar la calma en el impasse de dos latidos bradicárdicos.

Encontrarme a mí mismo, frente a frente, en el espejo, sabiendo de mi adicción a la autodestrucción y que llegues por detrás, sonriendo, me agarres de la cintura, me beses en los labios de puntillas, me abraces tan fuerte que se detenga el tiempo y me digas al oído las dos palabras más bonitas del universo: "Te quiero". 


Sólo falta que aparezcas tú.



sábado, 28 de agosto de 2021

Raguel (Ángeles y Demonios IV)

Me despertó el sonido de trompetas, como si una banda de música tocara bajo mi ventana. Y de nuevo, otra visión como las anteriores. Semblante serio, mirada dura, cabellos rubios y alas doradas. Sus manos reposaban sobre una espada que permanecía apoyada en el suelo.

- ¿A qué conclusión has llegado?
- ¿Sobre qué?
- ¿Tú qué crees…? Sobre todos los pensamientos que estás teniendo por las noches.
- Creo que los humanos, la mayoría, no tenemos palabra, que somos capaces de mirar a otra persona a los ojos y mentir, que somos seres egoístas por naturaleza y no nos importan las consecuencias que puedan tener nuestras acciones.
- ¿Palabras como la tuya? ¿La de cambiar y convertirte en algo que sabes que nunca serás capaz de ser? –dijo sonriendo.
- No me refería exactamente a eso.
- Ya lo has visto en tus sueños.
- ¿El qué?
- Que volviste a perdonar, o, al menos, no guardabas rencor. Y dudaste, no supiste qué responder y justo te despertaron los ladridos de los perros…
- Aparentemente, pero dentro sabes que sí.
- No sirves para estar enfadado con el mundo, aunque tengas que arrancarte un trocito de tu alma. Y creo que la respuesta a la última pregunta de tu sueño era un sí, aunque no llegaras a pronunciarla.
- No sé qué hubiese respondido a su pregunta. Y lo del alma… eso duele. Al final lo que consigues es hacerte inexpugnable. Como una cebolla, pero con capas de metal.
- Eso se llama miedo, o coraza, o ser inaccesible.
- O precaución.
- A los hechos me remito.
- ¿Te recuerdo lo que me pasó la última vez que me abrí…? Por ser bueno o rematadamente gilipollas. ¿Y sabes lo peor de todo? Que no dejo de preguntarme si algo de lo que dijo era real, o fue todo una puta mentira desde el principio.
- ¿Qué te dijo tu intuición cuando la miraste a los ojos?
- Que decía la verdad.
- ¿Entonces? Hay realidades cambiantes. Lo que puede ser verdad hoy, puede no serlo mañana, y en el mundo de las pasiones humanas, más todavía.
- Hay ciertas verdades inmutables, y no se pasa del blanco al negro porque sí. Salvo que el negro no fuera negro, ni el blanco blanco, y eso nos lleva a la mentira al egoísmo.
- Si fueras capaz de mirarte por dentro, verías que sí, por mucho que lo niegues. De hecho, a ti mismo te pasa, has pasado del no rotundo a la duda razonable –y soltó una carcajada.
- Independientemente de eso, creo que es preferible dejar un interrogante a asentir sin conocimiento. A veces, hay cosas en juego más valiosas que el oro, como el tiempo o la ilusión.
- No te quito razón –dijo asintiendo con la cabeza- sin embargo, ahí tienes la frase de Blaise Pascal. Al final todo se rescinde a la búsqueda de la felicidad y para vosotros, los humanos, es muy volátil.
- Pero no a cualquier precio, ni de cualquier modo. Tú decías Pascal, yo te digo lo que Huracán Carter “la escritura es un arma, y es más poderosa de lo que jamás podrá ser un puño”. Hay palabras, frases, que pueden llegar a doler más que las balas…
- Y otras que pueden llegar a sanar el dolor más profundo.
- Esas nunca las he escuchado pronunciarse.
- Aún… Aunque sientas que no merezca la pena nada y sientas que por dentro sólo hay ruinas como en Alepo, ahí debajo hay oro. Sólo hace falta alguien que sepa encontrarlo –dijo posando su mano en mi pecho. 

Empecé a notar un calor extraño por dentro, se me empezó a nublar la vista y noté que perdí la conciencia. Hasta que volví a despertar en mi piso de Madrid, entre sudores, con el ventilador puesto y la marca de una mano en mi pecho.


"Que son mil abrazos que me han dado y ninguno me ha juntado, los pedazos que hiciste de mí..." (Ekko).

martes, 24 de agosto de 2021

Lilith (Ángeles y Demonios III)

A duermevela. En ese punto en el que empiezas a escuchar todos los sonidos que te rodean distantes, oí su voz. Me llamaba por mi nombre, y no supe distinguir si era una ensoñación o realmente estaba ocurriendo. Me miró sonriendo, el cabello pelirrojo, una belleza extraña y adictiva que hacía que no pudiera dejar de mirarla. De risa dulce y cara angelical y una serpiente enrollada alrededor de su cuerpo. 

- ¡Qué divertidos sois los humanos!
- ¿Y tú quién eres? 
- Deberías saberlo pero tampoco importa mucho. ¿Te ha convencido Raziel de que el mundo es un lugar maravilloso y que tienes que ser bueno y honrado?
- Me ha convencido de que no puedo luchar contra mi naturaleza.
- Eso tendríamos que verlo. A los humanos es muy fácil tentaros. Sois tremendamente maleables, sólo tendría que poner un súcubo en medio y esperar para disfrutar. Vería cómo todos vuestros principios y valores saltan por los aires pero tranquilo, que no sólo los hombres, el género femenino es exactamente igual, sólo que vosotros tan estúpidos que lo acabáis contando. 
- Ya es la tercera visita, dime lo que me quieras decir y vete de una puta vez.
- ¡Eh! Relaja. Sólo estamos manteniendo una conversación entre personas. Bueno, entre un demonio y una persona. 
- ...
- ¿Qué pasa? ¿No te gusta la idea de la tentación? ¿De sucumbir a los encantos de otro ser o no, humano? Todos tenemos nuestras tentaciones, todos tenemos un precio, sólo hace falta saber cuál es. Además los humanos sois tremendamente extraños. Tenéis la costumbre de abrazar aquello que más duele. Cuanto más dañino sea algo, una persona, una droga, lo que sea, más os engancha y más difícil es que abráis los ojos.
- A veces las personas son peores que la droga. Más adictivas, al menos.
- Hay veces que matan más lento, es verdad, pero sigo sin entender cómo sois capaces de llegar amar algo que os envenena día a día, y de conformaros con lo que tenéis sin intentar aspirar a algo mejor. Es una variación extraña del masoquismo, os torturáis en vida sin saber que vuestras almas pueden acabar ahí abajo. Me dais pena en el fondo.
- ¿Y...?
- Que sois tan insignificantes... Débiles de espíritu, es tan sumamente fácil quebraos. Unas palabras, una mirada, una buena follada, y ya estaríais aullando a la luna y jurando amor eterno. Y cuanto peor se porte una persona con vosotros, más querríais permanecer a su lado. Sois unos yonkis del dolor aunque vosotros los llamáis amor, erróneamente, claro. 
- Un demonio hablando de sentimientos...
- Ex de Adán para más señas. Y ya sabes lo que significa ser un ex y lo porculero que pueden llegar a ser -dijo sonriendo-. Creo que somos el máximo exponente de esa adicción al dolor que tenéis, somos como las esquinitas de esas páginas de los libros que doblas antes de dormir, por mucho que intentes volver a estirarla, ya no se quedará igual.
- Pero no marcará el curso de tu vida ni la página que tienes que leer.
- No, pero estarás en ella un buen rato leyendo hasta que te des cuenta de que todo lo que hay escrito ya lo has leído y volver a leerte lo mismo es un coñazo, porque el final del libro sigue sin cambiar. Jajaja.
- ¿Y qué quieres un libro sin marcas? ¿Una persona sin pasado?
- ¿Por qué no...?
- Porque las páginas dobladas y las cicatrices del pasado te han convertido en la persona que eres ahora mismo.
- En el fondo te admiro. Eres un jodido romántico empedernido, y claro, así te va. No tienes remedio. Pero sigue siendo muy divertido ver cómo se te para el corazón cuando pasas la mano por encima de esas cicatrices -dijo relamiéndose. Es un dolor profundo y dulce, de sabor intenso. Como cuando te entran las dudas sobre la persona a la que teóricamente quieres, simplemente, sublime.
- Por suerte, llevas sin probarlo de mí un tiempo largo y más que pasará.
- Es cuestión de tiempo. Te acabarás tragando tu propio ego porque lo mejor que tenéis los humanos en la vida es lo etéreo de la misma. No sabes qué pasará dentro de cinco minutos y sin embargo os hacéis promesas de amor eterno. Disfruta el momento joder. ¿Qué hay de malo en acostarse con una? ¿Dos?¿Treinta?
- No hay ningún problema siempre que...
- Siempre que no te creas todas las mentiras que se dicen para follar y, sobre todo, después de follar. Y tío, se duerme mejor sólo, la educación es llevar el postre pelado a la cita, no invitar a dormir. No te confundas. Sois objetos, tú para ellas, y ellas para ti. Pero no hay nada de malo en ello. Son necesidades que tenéis que calmar, y además te he visto y... tienes morbo y una lengua muy bonita...

[Son las siete de la mañana, una hora menos en Canarias...]

Me levanté empapado en sudor. Incorporarme de la cama y pasarme las manos por la cara. Creo que debo dejar de tomarme el ZzzQuil y cambiarlo por dos chupitos de Jager o tres tercios de Alhambras verdes... 


"En tu oído hay mil historias, en mi lengua una guerra mundial, en tu cama mil memorias, en mi cuerpo nada es por azar, morderse el labio, dispararse a matar..." (Juancho Marqués).


domingo, 22 de agosto de 2021

Raziel (Ángeles y Demonios II)

 Apagarlo todas las luces. Poner música de fondo. Encender una cerilla y prender una vela. Quedarme obnubilado mirando la cera derretirse.

- ¿Qué pasa? ¿Cómo estás?
- Estoy y respiro.
- Ya, porque si no serías una piedra. Me refiero a que cómo estás de verdad.
- Bueno...
- Ya vas digiriendo el sentimiento de culpa absurdo que te ha estado comiendo durante tres días... ¿o no?
- Algo así, pero sigo sin entender por qué lo tengo.
- Es sencillo. En el fondo tienes orgullo y te lo han dañado.
- No, creo que no es orgullo.
- Es orgullo, porque si no, no hubieses lo hubieses desarrollado. Te sientes como un gilipollas porque has dejado que jueguen contigo, y, te guste o no, te habías ilusionado.
- No sé si es eso exactamente, pero se le parece.
- No pasa nada, te has creído lo que te han dicho, palabras bonitas que escondían veneno y te han entrado hasta el fondo. De ahí que tengas ese hastío interior ahora mismo. 
- Creo que esto me pasa por ser demasiado bueno, o quizás que soy imbécil, simplemente.
- Tampoco te machaques. Actuaste como consideraste oportuno, elegiste, pero eres humano y te puedes llegar a equivocar. No hay nada raro. 
- Ya, pero quiero cambiar, convertirme en un hijo de puta y que estas cosas no me pasaran. 
- ¿Y qué sacarías en claro? Ibas a ser un puto infeliz.
- Sufriría menos.
- A la larga, más. Mira, llevo observándote tiempo, no eres malo y no conseguirás serlo por mucho que te lo propongas. Sé sincero, ¿serías capaz de cambiar y asumir todas las consecuencias?
- Creo que no.
- ¿Por qué?
- Porque tengo miedo de portarme como un cabrón justo con la única persona que no se lo merece.
- ¿Aunque no la conozcas y no sepas si va a ser así?
- Aunque sea así...
- Ahora entenderás lo que te decía. Sé todo lo que se te ha estado pasando por la cabeza durante los últimos días. Sé de todas las disyuntivas en las que has estado, los condicionales que te has estado planteando. Todas las realidades paralelas que no se van a cumplir, tus pensamientos de venganza y odio. Y siento decirte que no eres así. De hecho, lo que tienes ahora es un sentimiento de decepción. Decepción contigo mismo, porque has sido capaz de creer y de caer, otra vez, de ahí esa desesperanza, y ves de lejos un punto lleno de dolor. 
- Necesito más aplomo para algunas cosas.
- Lo único que necesitas es perdonarte a ti mismo. Has desatado una guerra interna, contigo mismo. Te odias. Has perdido la paz mental que tenías, tu equilibrio, la templanza, aunque ahora la estás recuperando poco a poco. 
- Y no creerme las cosas de entrada.
- ¿Sabes...? Creo que ese tampoco es tu problema. Eres así tío, y es cuestión de tiempo que des con tu alter ego. Pero como te decía, primero tienes que perdonarte a ti mismo. ¡Ah! Y sobre lo otro, ¿qué te dice la experiencia sobre las segundas oportunidades?
- Que nunca fueron buenas.
- Bueno, y si fuera al revés, y tú te dieras cuenta de la cagada que hiciste, ¿querrías otra oportunidad?
- No creo que me atreviera a pedirla, por decencia y porque sé que con las ilusiones no se juega.
- Y lo sabes tú, que tienes el corazón en obras permanentes, en una continua  destrucción y reconstrucción. Pero la pregunta es sencilla ¿sí o no?
- No lo sé.
- Sí lo sabes, otra cosa es que tengas miedo a decirlo. Y tú lo aplicas en tu vida. Siempre has dado segundas oportunidades. Hasta a la gente que te ha fallado.
- No es lo mismo.
- Es lo mismo y lo sabes, ¿o empiezo a sacar nombres?
- Cabrón.
- Asúmelo. Te guste o no, hay algo de fe en la humanidad por gente así. 
- O sea, que me estás diciendo que al final mi vida se resume en ir abrazando al dolor, hasta que deje de doler...

Se encogió de hombros y sonrió. 

- Hemos tenido suficiente por hoy.

Volvió a sonreír y de su pecho comenzó a salir una luz blanca tan brillante que casi cegaba, que se iba haciendo más y más grande.

Y volví a la conciencia de la vela de nuevo, aunque no era exactamente igual, ahora se mostraba azulada con una llama verde, y aromas de lima y menta.


" ¿Y ahora dónde estás? Mi ángel de la guarda" (Recycled J ft Aleesha)


jueves, 19 de agosto de 2021

Amón (Ángeles y Demonios I)

- ¿Y ahora qué? -dijo con voz seria e inquietante-. No te voy a decir un "te lo dije" pero te lo dije. Te has creado tu propio infierno simplemente por no haber sido capaz de cambiar tu manera de actuar, o de ver venir la hostia (y que sepas, que se veía venir). Ahora, también te digo, que de esto habrá segunda ronda.
- ¿Cómo...?
- Que  de esta mierda habrá segunda ronda. Es cuestión de tiempo. Me jode decírtelo porque me gustaría verlo venir descojonándome en el sofá, pero haz memoria. ¿Cuántas veces te pasó que volvieron a tocar en tu puerta?
- Visto así...
- Lo único que te pido es que no seas tan jodidamente huevón como para cagarla de nuevo.
- ¿A qué te refieres?
- Que no confíes tan rápido, y que pareces subnormal a veces. ¡Mírate los putos brazos!
- Y los hechos.
- Y las palabras, y por eso estamos teniendo esta conversación. 
- Ya pero, ¿y si...?
- ¿ACDCD?
- ¿Y sí da la puta casualidad que me porto mal con la única persona que no se lo merece...?
- ¿Y es que no te vas a aburrir nunca de romperte por dentro? Pasarás de tener trocitos a tener polvo.
- Pero va en mi naturaleza.
- Y en la trasmutación del átomo. Pareces la fábula de la rana y el escorpión. Y siempre eres la rana.
- Vale, ¿cómo arreglamos esto...?
- Ahora mismo estás orbitando los círculos de Dante. Tienes un sentimiento de culpa enorme por no haberte dado cuenta de que esto iba a pasar. Normalmente nos pasa, a todos los seres humanos, somos capaces de perdonar a los demás antes que a nosotros mismos. Somos ídolos de oro con los pies de barro, que al más mínimo descuido se desmoronan. Si quieres que te sea sincero, y por mucho que me guste regodearme en tu dolor, no tienes la culpa. Has actuado en función de tus valores, de lo que creías justo, de lo que querías, aunque ahora estés así. Sólo tienes que tener en cuenta que ya no hay molinos, quijote. Bueno, eso y lo que te pasa siempre, crees que el término medio es para cobardes, y en cierto modo, lo es, pero también es la manera de no verse abocado a esta situación.
- ¿Soy valiente?
- O inconsciente, según lo quieras ver. Ahora tienes un peso en la espalda grande, el de la decepción, más contigo mismo que con ella, y tienes que saber ver esas situaciones y aprender de ellas. Ahora olvida rápido, ya sabes lo que dicen de los clavos, y quien dice clavos, dice polvos. Por cierto, no esperes nada, y prepárate para todo, esa es la clave para sobrevivir.
- Lo dices como si fuera una guerra.
- Y lo es. ¿No escuchaste esa frase de "nothing's fair in love and war"? Pues eso mismo. Ahora pasarás a ser un recuerdo, estarás en un segundo plano, en un rincón de su mente, pero amigo, no somos de quedarnos en un rincón, tarde o temprano ese recuerdo saldrá. Tan pronto como las cosas se tuerzan y no haya dios que las enderece. Lo sabes tú y lo sé yo. Y buscará en otros labios y otros cuerpos tu calor, y esa sensación de cariño, sin encontrarla. Se dará cuenta de lo perdido. Echará de menos las caricias por el brazo y los abrazos del post coito. La sensación de mirar a los ojos y ver un alma noble, una sonrisa pícara, un cuerpo y una mente, y te imaginará cada noche, abrazándose a la almohada, entre suspiros, añorará cada centímetro de tu piel, el modo en que follabais, tu lengua recorriendo los rincones más oscuros de su cuerpo, los orgasmos a la luz de las velas, las copas de vino o de cerveza. Se le escapará una lagrimilla al imaginarte con otra, por lo perdido, por lo vivido, por lo malquerido y lo despreciado. Dudará, si escribirte o no, porque sabe que es una puerta cerrada pero que en realidad está entornada.... 
- ¿Entornada?
- Sí, porque eres gilipollas, no me cortes que sigo. Está entornada pero debe ser chapada a cal y canto. Lo que no estoy tan seguro es que seas capaz de hacerlo, de ser bueno a ser tonto hay una delgada línea que traspasas cada dos por tres. En fin, como te comentaba. Serás un recuerdo enmarcado en oro, un atisbo cuando se tuerza todo y la realidad es que seguirás estando tumbado en la cama solo.
- Creo que he tenido suficiente por hoy -determiné-.
- Aún no hemos...

Y apagué la luz y desapareció del cristal de en frente mía.


"Cargando con la culpa de tener a la mejor de mis sonrisas afrontando la peor de las angustias..."

martes, 17 de agosto de 2021

Entre tumbas (a goodman murder)

[Suena música de fondo Piezas - Sangre, sudor y páginas ] "... será que las desgracias nunca vienen solas y que por ello las balas acompañan a la pistola...". 

Últimamente he tenido conversaciones profundas con mis demonios. Me lo advirtieron, confiar en tu instinto, sólo en tu instinto. Me venían a repetir la misma historia de siempre, sobre las inmundicias del ser humano y su podredumbre, de lo absurdo del amor y los sentimientos, de la bondad como lacra mundial, y casi, con todos aquellos tópicos eran capaces de componer una sonata. Sonata que sonaba con violines y un piano, con voz dulce de terciopelo y que escondía los mayores infiernos tras de sí. 

Supongo que me aprendí la canción. Supongo que al final, por repetición, alguna de esas ideas se instauró en mi cerebro y germinó. Desde entonces, miro con desprecio a lo emocional, fruto de una transformación que se ha ido recrudeciendo con el tiempo. Es algo fácil de entender, y aún más de conseguir. 

Sólo tendrías que coger a un hombre bueno y de comportamiento noble. Una persona diferente a las demás, que en lugar de ser capaz de matar por algo, sea capaz de morir por ello. Miéntele. Juega con sus sentimientos. Traiciónale. Haz que se sienta estúpido. ¿Recuerdas aquella frase, la de "no te conviertas en aquello que te hicieron"? Ignórala. Entonces habrás sido capaz de acabar con lo más precioso de ese ser humano, su esperanza y su ilusión. 

Nunca juegues con el corazón de un hombre bueno...

 o se convertirá en uno malo.


jueves, 12 de agosto de 2021

Lechowski

Ella era la soga colgando en mi patíbulo, meciéndose suavemente con el aire en las primeras luces del alba. La resaca de las últimas noches, el sabor a whisky con redbull, esa puta bomba de relojería que haría latir hasta al corazón de un muerto, un chupito de absenta y la quemazón en el pecho. Era el olor a petricor en una noche de verano, una brisa cálida en el mes de octubre, el olor a bizcocho recién hecho, una nana de cuna, el llanto de un bebé, el silencio de un difunto, unas rosas floreciendo en febrero. La canción que tarareas casi sin darte cuenta, un boleto premiado que no te saca de pobre pero te hace sonreír. La voluntad de sobrevivir del suicida, las ganas de morir por algo, la presencia que hacía el aire denso.

Ella era todo lo que cantaba Lechowski, todo lo que duele inspira. 

Y mientras tanto, yo estoy en esta cornisa, mirando al infinito, haciendo equilibrio sobre un pie y dudando si tirarme de cabeza al mar de sus ojos o salir corriendo en dirección contraria. Las interrogantes que desfilan por mi espina dorsal como una procesión de orugas que acaban incrustándose en lo más profundo de mi cerebro. 



martes, 3 de agosto de 2021

¡Que no!

Que no sea el miedo. Que no decida por ti. Que no sea él quien te domine. Que hagas lo que hagas, sea por tu propia voluntad. Que no elijas dentro de la vorágine de los "y sis". Que no te guíe, tampoco, el omnipresente dolor. Él siempre estará presente en tu vida y formará parte de ella de manera inexorable, haciéndote crecer, a veces a marchas forzadas y otras con toques de atención, para que aprendas.

Que no se junten esos dos sobre tus hombros y empiecen a susurrarte al oído. Que no te digan que las historias están escritas, y que según comienzan, así terminan. Que no te coman la cabeza con sus "dejà vú" de ilusionistas. Que no enlacen las experiencias vividas con tu realidad. Que no desdibujen tu presente con ecos del pasado, ni tampoco intenten pintar un futuro con la sangre seca de heridas cerradas.

Levanta. Reacciona. Vive. Olvida. Ama. Olvida. Quiérete. Ama. Respira. Sólo tú eres el dueño de tu destino. 

"Hoy te miré y me perdí en la inmensidad del mar azul que guardan tus ojos" (Arri).