sábado, 25 de diciembre de 2021

Reyes

Hace muchos años que no escribo la carta a los Reyes Magos, a una parte de mí le da pereza, otra pasa totalmente del tema, otra, cree que es mejor regalar a pedir. Sin embargo, después de tanto tiempo, se me han acumulado los deseos, y este año, he cogido papel y boli...

Porque para mí, mi mejor regalo es abrir la puerta y verte, caminando hacia mí, con tu sonrisa radiante que ni la mascarilla es capaz de tapar, mirándome, repleta de sensualidad, con ese perfume que sabes que me encanta, hasta que llegas a mi altura y sonríes, amarrándote a mi cintura y besándome, sin querer separarnos, mordiéndome el labio, comenzando a sacar toda la pasión contenida. Arrancándonos las ropa antes de que se cierre la puerta, empotrándote contra la pared y mordiéndote el cuello, incendiándonos, encendiéndonos, tocándonos los cuerpos, masturbándonos, follando sucio y fuerte, llegando al orgasmo al mismo tiempo y una vez recuperados, acariciándonos desnudos, sencillos, sinceros, hablando de cómo arreglar el mundo, de una canción, de una movida del curro, de un viaje por hacer, de una cerveza que tomar, de un restaurante que visitar, de una playa en la que follar desnudos. Siendo nosotros. 

Y entonces mee he dado cuenta que lo único que les puedo pedir es que sigamos como hasta ahora, haciéndonos crecer día a día, olvidando el miedo, haciéndonos reír a carcajadas, siendo libres, siendo nosotros. 


"Mírame a los ojos, y dime que sí, y cierra la puerta. Estando contigo me como las horas, durmiendo contigo, pegándome a ti, al compás de una nota..."

lunes, 13 de diciembre de 2021

Trébol

Con el paso de los años me he dado cuenta que disto bastante de ser normal. Puede que antes fuera algo que llegara a incomodarme, y sin embargo, ahora disfruto a cada instante con ello. Pocas cosas me producen más placer que llevar la contraria al mundo, que hacer lo que nadie espera, que ser alguien totalmente diferente al resto. Un tipo extraño. Y creo que han sido esos pasos los que me han llevado hasta tus pies, hacia el altar de tu vientre en el que me arrodillo para rezarte con lengua y saliva. 

Desconozco el motivo, si es el destino, la casualidad, Dios, Satanás, Buda, el hilo rojo, el baile cósmico, el big bang, la Santa Muerte o algún héroe de anime japo. Lo que sí te puedo asegurar, es que cuando estoy contigo tengo que ponerle correa a las horas y un bozal al despertador, porque echan a correr sin ningún tipo de freno y en cuanto me descuido, me amartillan la cabeza despertándome para ir a trabajar.  Y sonrío, al verte caminar por el piso, o al caminar escaleras abajo para despedirnos, porque me siento un cabrón afortunado. 


"Que el mejor de los refugios sean los abrazos que nos demos" (Arri).



lunes, 6 de diciembre de 2021

Gran Vía

Es curioso cómo estoy ahora. No tengo esa sensación de incertidumbre, el miedo a cagarla, la sensación de tener que usar palabras medidas, ni de sentir las coacciones indirectas. Sencillamente, dejar atrás lo políticamente correcto y ser capaz de soltar desde el piropo más bonito a la sordidez más grande. Proponer cualquier plan y hacerlo, olvidarse de que todo sea perfecto, hacer que sea real. Tirar por un precipicio el pasado, los desasosiegos, los miedos y recuperar la ilusión de un infante.

Mientras tanto, se han caído las hojas del calendario sin darme casi ni cuenta, entre cervezas y risas, entre caricias y polvos, entre confesiones de amor veladas, salvajes y a la vez tan tiernas, entre la muchedumbre de Sol y Gran Vía, entre el frío de la calle y el calor del bajo vientre, entre sudores y miradas y mordiscos lascivos…

Se ha pasado el mes de noviembre contigo, caminando desnuda por mi casa y sin ganas de que te marches. 


"Y desde las montañas de su cuerpo pude ver los retales de mi vida" (Arri).


lunes, 29 de noviembre de 2021

Darwin

Se dibujan sombras monstruosas frente al armario de esta habitación, surgen de la nada, creadas de una llamarada de cera y parafina, proyectando la realidad de los seres a los que golpea la luz. Entre dos luces, nos miramos e involucionamos, dando rienda suelta los instintos más primarios, demostrando que Darwin no se equivocaba. 

Y así es como los besos se lanzan y se muerden casi en el aire, como si de una fiera hambrienta se tratara. Ávidos del otro ser, del que tienes frente a frente, de recorrer cada centímetro de nuestros cuerpos, haciendo que las uñas se vuelvan garras y sentir cómo se rasga mi piel mientras mis dedos oscultan cada uno de tus recovecos. Gruñidos. Sonidos casi primitivos. El placer intenso de morderte el labio y sentir cómo tus fluidos impregnan mi mano, antes de hacer que tus piernas estrangulen mi cuello cuando mi lengua recorra tu sexo mientras tu mano me tira del pelo, debatiéndose entre continuar con el placer o llegar al orgasmo. 

Quizás no sea la declaración de amor más bonita del mundo que puedan hacerte, pero será la más real: Ser capaz de follar como animales y quedarse dormidos abrazados, frente a frente, sin querer separarse el uno del otro.


 
"Podrías escribir tu nombre sobre el cemento fresco del palacio que estoy construyéndome por dentro" (Arri).

lunes, 22 de noviembre de 2021

Chaplin

Es difícil de explicar. No es una cuestión de valentía o audacia, o una temeridad desmedida. Puede que en algún momento de mi vida pudiera identificarlo como un manifiesto desprecio a la estabilidad emocional, pero no hoy, no ahora, no con ella. He pensado en intentar explicarlo todos con palabras, desde la distancia de las horas, desde la soledad de un escritorio, cuando las emociones se han apaciguado, cuando la sangre ha desinflado cuerpos cavernosos y ha retornado al encéfalo. Y, creo, que por primera vez, no soy capaz de describirlo. 

Podría leerme el diccionario de la RAE entero, y con todas esas palabras, no sería posible escribir cuatro líneas y que me comprendierais. Probablemente, ni tan siquiera una. Y si yo pudiera, dudo mucho que lograrais entenderlo. Por eso, creo que esta vez me quedaré mudo. No intentaré describir nada, ni perder mi tiempo en explicar algo que tan sólo los más románticos sean aptos de descifrar.

La sensación de estar mirándola a los ojos mientras follábamos a la luz de una vela. 


"Pasó de ser la razón de mis desvelos al motivo de mis sueños más tranquilos" (Arri).

lunes, 15 de noviembre de 2021

Colón

Un Jackdaniels, un hielo, si puede ser el Single Barrel, mejor. El otoño se ha evaporado entre los dedos, hace un frío de cojones. El viento helado corta mi cara, cada vez menos expuesta por el vello facial. Hay incluso ciertos guiños a una barba de talibán, pero cuidada, será por eso que ayer me pararon llegando a casa y me pidieron la identificación. Miro el licor, desde detrás de la chupa negra de borrego. 

Sonrío, mientras me paso la mano por el rostro y niego con la cabeza. Dentro de ella, un volcán de pensamientos y emociones. Y mi sonrisa contenida, la cara de tonto, aunque el cansancio se empeñe en apuñalarme la cara con crueles ojeras color malva y una apariencia de haber salido de un estercolero. Da igual, una imagen sigue dentro, dando vueltas, orbitando mi mente, preponderando al resto de circunstancias vitales. Una voz muy viva, un testigo de un intenso y corto fin de semana donde las calles de Madrid se fueron iluminando ante nuestros pasos, y la promesa de dos extraños que se besan en Colón: Sentiremos de todo, menos miedo. 

Apuro el bourbon, dos tragos. Y pienso en cómo explicarle al que late dentro que va siendo hora de quitarse la armadura...


"De todas las flores que nacieron del vergel de mi difunto pecho, la más bonita, llevaba tu nombre" (Arri)

 


viernes, 12 de noviembre de 2021

El Payés

Me acuerdo todavía de aquella frase que me dijiste hermanito, "es más fácil cambiar el curso de un río que la voluntad de un hombre". Años después, me doy cuenta de que no hemos cambiado ni una pizca. Después de haber caminado entre penumbras encontré de nuevo mi camino, mi lugar, mi auténtico yo, todo mi ser, mi esencia. Aprendí que, pese a cicatrices y desasosiegos, jamás cambiaré, y puede que sea eso lo que me hace especial. 

Quizás sea ese sendero el que me llevó hasta sus manos. Podría decirte eso que decíamos siempre, el "es raro, no sé" pero creo que, tanto como tú como yo, sabríamos en ese preciso instante que la única respuesta a las preguntas las tiene el propio camino, el devenir de la vida, las elecciones que hacemos. Por eso, no te voy a decir que "no sé", porque en realidad "sí sé", aunque no sepa el porqué. Sí sé mi sonrisa de tonto, las miradas sutiles entre cervezas o polvos, las conversaciones nimias que acaban siendo trascendentales, el brillo en los ojos, los besos, la paz postcoito, la guerra durante, el placer más inmenso, un ataque de risa y que te duela la boca de reír. Sé, que sonrío más y me enfado menos, que no me preocupo y que jamás dejareis de ver mis dientes por mucho que pese el mundo que llevo encima. 



"Nunca supe de plazos, espacios, velocidades, ritmos o medidas, por eso decidí desenterrar mi corazón y llevarlo siempre encima" (Arri).

sábado, 6 de noviembre de 2021

Amores perros

A menudo escucho esa pregunta recurrente y manida, "¿Tú prefieres perros o gatos...?", que busca una especie de respuesta absoluta y extracorpórea, como tratando de encontrar una conexión sideral a través de los animales. ¿Por qué no un hurón? ¿O una tortuga? Jamás tuve mascota, propia, al menos, si bien conviví con animales, de dos y cuatro patas, y sin duda alguna, respondería que definitivamente sería un perro, como un dogma de fe. 

Ahora mismo, puedes verme atemorizado en un rincón, casi meándome encima, viendo una mano acercarse. No me malinterpretes. No sé si me vas a pegar una hostia o no. Sólo sé que las anteriores a ti lo hicieron. Por eso no mantendré la mirada, ni te miraré fijamente. Lo haré de reojo, buscando una salida cuando el bofetón llegue. Tengo miedo ante tus pasos, que, decididos, avanzan hacia mí. Después, has bajado hasta mi altura y me has tendido tu mano. Casi entro en pánico, pero al final, no me ha golpeado. Se ha quedado quieta a unos centímetros. Yo me he girado y la he olfateado. Desprendía un olor maravilloso, a mujer y a cariño, y me ha recordado al mismo dolor que sufrieron mis costillas. Has posado tu mano sobre mi rostro, acariciándome con el dedo pulgar, como esa sensación que casi había olvidado, mirándome a los ojos, transmitiéndome confianza y paz. Creo que has notado cómo mi espíritu cambiaba, un poco, y te miraba obnubilado. Sonreías. Estabas preciosa, con tu pelo largo y negro, esos ojos penetrantes y labios carnosos. Posaste tu mano en mi pecho, rascándome, y me dijiste "¡Vámonos de aquí!", y yo, no sé muy bien porqué, decidí dejar mis miedos aparcados y correr a tu lado. 

Claro que somos ese perro, porque no importa los palos que hayamos recibido, nunca nos negaremos, aunque al principio desconfiemos, a encontrar de nuevo ese cariño que nos haga volver a sonreír. 


"A veces, estamos esperando una hostia que no sabemos si algún día llegará..." (Arri). 

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Maravilla

 Fuera llueve y ha empezado a hacer ese frío que se convierte en preludio del invierno, como el primer vaho saliendo de la boca al hablar. Como si por un instante enero hubiese llegado a las calles de Madrid, heladas y empapadas bajo la lluvia. Y tú y yo, empapados por dentro, conteniendo una pasión quinceañera desbordada, cuando ya pasamos los treinta. Como las musas de un sueño erótico, mordiéndonos los labios, arañándonos, maltratándonos en el mejor de los sentidos.

Se escuchan las gotas golpear contra la persiana, bajada, y entre las luces de dos candelas el aire se ha hecho denso, huele a sexo y a fluidos, a placer intenso, a gemidos y a sudor, a pecados cometidos sin ningún pudor ni resquemor. Las bocas se abren, los ojos se cierran, justo antes de llegar juntos al orgasmo, y un instante después, nos quedamos quietos, mirándonos a los ojos, pensando que podríamos acostumbrarnos a esto. Yacemos desnudos, y como por inercia, buscas mi pecho y yo tu espalda para acariciarte. 


"Fóllame tan fuerte que mis miedos salgan corriendo, acojonados" (Arri).

lunes, 1 de noviembre de 2021

Otoño

Un paso atrás para coger impulso, un salto al vacío, la sensación de ingravidez y la aceleración de camino al suelo. Todos esos pensamientos que pasan por tu cabeza conforme la velocidad aumenta, recordarlos y abrazarlos, y, sin embargo, no tener miedo al impacto. Es más, sonreír y pegar los brazos al costado, girar el cuello hacia abajo y caer en picado, sin pestañear, sintiendo el viento en el pelo, apretando los dientes y los puños. Y justo antes de impactar contra el firme, despertar. 

Casi sin alterarme. Sin sobresaltos. Como el que acepta la muerte como parte de la vida, la derrota como consecuencia del juego, los fracasos como una reminiscencia de las veces que se gana. Miro al techo. Con las sombras que dibujan las dos velas que mantengo encendidas. Pienso en que llegué al punto en el que prácticamente nada me produce miedo, y sin embargo, algo inquieta mis vísceras, algo que mi instinto no sabe identificar con nada concreto, quizás sea la incertidumbre vital. O quizás, sea la extraña sensación haber recuperado la capacidad para volver a tener ilusión.


"Si te mantienes en silencio mirándome a los ojos serás capaz de escuchar los latidos de un corazón de piedra" (Arri).


miércoles, 27 de octubre de 2021

Línea 5

 Una vez más, el camino de vuelta a casa en metro, línea verde, entre el murmullo casi inaudible de la gente, noctámbulos o aves nocturnas o de paso, algunos de pie y otros sentados, ojos abiertos y otros cerrados, se intercambian palabras en diferentes idiomas, lenguas y dialectos, sexos y sexualidades. Yo sigo de pie junto a la puerta, reclino la cabeza hacia atrás, como el ateo que implora a Dios ante la horca, y respiro. O resoplo. Nunca supe diferenciarlo. Mis ojos se funden en los halógenos del techo, dubitativos, preguntando ¿sientes eso porque estás vivo?

Y el silencio me responde con el sabor dulce de tus labios impregnados sobre los míos y el recuerdo de su tacto suave, de los pequeños mordiscos que sus dientes me propinaban y que conseguían excitarme sin meterme mano. Sé que se ha roto el reloj y se le han escapado las horas y en un pestañear han sonado las campanas de medianoche. Sé que tiene algo. Indescriptible. Indescifrable. Indómito. 

Un abismo en el que me pierdo cada vez que clavo mi mirada en sus ojos.




"Desnudémonos del todo y quitémonos hasta los miedos" (Arri).

martes, 19 de octubre de 2021

Suicidio

 Hoy me he levantado saltando dos veces sobre el pie izquierdo, después de haber dormido boca arriba. Desconozco si lo hice por el patente dolor de brazos o era mi subconsciente queriendo que, como decía Kutxi, pintara tus ojitos en el techo. El olor a café, a molienda previa a su extracción, me ha despejado, y mientras me fundía con el humo que salía de la taza, lo he visto totalmente claro.

Voy a hacer un butrón en tu vida y a entrar haciendo ruido. Disparando besos, lanzando granadas de poemas, plantando bombas de caricias, secuestrándote el corazón sin pedir rescate por él. Voy a cambiártelo, y en su lugar voy a depositar el mío. Sé que no te parecerá un gran cambio. Porque es pequeñito y negro, y está roído y lleno de cicatrices, pero increíblemente fuerte. Y lo mejor de todo, es que no tiene miedo ninguno al dolor ni a la muerte.

Por eso corre ahora sin frenos ni lastres, directo hacia el abismo, galopando la incertidumbre que dibujan cada una de tus curvas, hasta llegar a la más bonita, la de tu sonrisa, dispuesto a suicidarse en ella, sin preguntar si esto durará una noche o una vida.


"Sólo podrás de aspirar a todo cuando pierdas el miedo a quedarte sin nada" (Arri).


domingo, 17 de octubre de 2021

Mahou

Una vez más se han posado tus ojos en los míos y frente a frente nos hemos mirado, sin un ápice de vergüenza, sin un mínimo sentido de lo políticamente correcto, sin pestañear ni apartar la mirada más de dos segundos seguidos. 

Otra vez tú has vuelto a decir lo mismo. Que soy como los demás, que todos los hombres siempre actuamos igual, que sólo pensamos con la polla. Que soy un chulo y un prepotente, que sólo respondo a un estereotipo ya manido acorde con mi profesión. Que sólo soy un cuerpo bonito y una sonrisa gris, unas ojeras violetas y unos ojos que son capaces de mentir mirando a los tuyos. 

Y yo, he vuelto a descojonarme, dudando entre seguir bebiéndome la cerveza o mandarte muy educadamente a tomar por el culo. Después, he visto el pánico en tu rostro cuando te he dicho que debajo de armadura hay un corazón bonito de magma incandescente, libre de prejuicios y ataduras, dispuesto a latir y a morir por la causa adecuada. 


"Se han llenado mis horas de desvelos con los olores de todas aquellas que se atrevieron a pronunicar mi nombre" (Arri)

jueves, 14 de octubre de 2021

The beast & The Harlot

Ella coleccionaba los corazones de todos los incautos que se atrevieron a amarla tan sólo una noche. Él era un animal de carga que aguantaba el mundo a sus espaldas como Atlas, intentando llenar su vacío buscando la paz en un cuerpo de mujer. Ella se encaprichó de él para dos ratos. Él sabía que su naturaleza no se debía contravenir. Ella le prometió no haber sentido algo tan intenso, y él quería volver a romperse el alma contra su cuerpo. Pero llegó inexorable, un día de agosto vestido de otoño, a cincelar sobre su pecho la más amarga e inesperada despedida.

Y desde aquel momento, la bestia se tatuó el dolor en el costado, como un precioso abismo al que asomarse, como un suelo de cristales sobre el que se ha de caminar descalzo, como un vestigio del pasado. Un recuerdo de aquel que amó, quizás demasiado fuerte o quizás demasiado pronto.


"Soy todo lo que ves y lo que quieras descubrir..." (Arri).

miércoles, 6 de octubre de 2021

Juan Simón

 - No sé qué me pasa con él, tía, en serio. Es todo como demasiado bueno. Siempre sonríe, nunca tiene un mal gesto, le gusta escucharme hablar, es guapo, no sé, bueno, para mí lo es, me enciende en seguida, me gusta joder, me gusta mucho. Será un sociópata o algo así seguro. No puede ser que le guste cocinar, y el rock, y que escriba, además de ser deportista. Y joder, que está muy bueno. El otro día, después de echar un polvo estuvimos hablando hasta las cuatro de la mañana, y le pedí que me abrazara y lo hizo. Se pasó la noche haciéndome caricias y agarrándome la mano. No sé si tengo miedo. Pero sé que me engaña con algo. No sé con qué. Tiene que tener algún defecto. No sé cuál pero lo tiene. Si no, ¿por qué iba a estar soltero? No sé, me apetece mucho estar con él, he venido de dormir en su casa y no me lo saco de la cabeza. Al despertarnos me dice que estoy preciosa, ¡Yo! ¡Recién levantada! ¡Está loco! Es que lo veo y, joder tía, es que no quiero separarme de él, y sé que me va a acabar haciendo daño.
- ¿Y crees que eso es malo tía? Joder, piensa que, a lo mejor, has encontrado a alguien que encaja contigo. ¿Le hiciste tu pregunta?
- Sí, y respondió que sí. No sé, sé que con él estaría súper bien, y es que es un tío de diez...
- ¿Pero?
- Pero no puedo estar con una persona así, es demasiado perfecto, es demasiado rollo telenovela, y luego me llevaré una decepción cuando cambie, y no sé, no quiero a alguien así, o sea sí, pero no sé, no puedo y creo que es mejor que no lo vuelva a ver antes de que esto vaya a más, porque me vuelve loca. Voy a escribírselo por WhatsApp, que no quiero volver a verlo...

Y así, con un mensaje frío, se añade la cuarta línea a una colección interminable de fracasos, que se escriben, con sangre sobre mi piel.

"Y como en una mano llevaba la pala y en la otra el azadón,
la gente le preguntaba ¿a dónde vas Juan Simón?
Soy enterrador y vengo, de enterrar mi corazón" (Kutxi Romero)


"But I will not be the one who never got the chance to change your mind" (Broken View)

martes, 5 de octubre de 2021

La deriva

Cuando acabamos de follar nos quedamos mirándonos unos instantes, sentados frente a frente, en silencio, sin decir ni una palabra, con cara de bobos. Entrelazamos las manos para sentirnos más cerca. Desnudos. Sin prejuicios. Sin corazas. Con las cicatrices a plena vista. Llenos de valentía y a la vez totalmente indefensos. Besé su mano, sonriendo, antes de robarle otro beso más.

- ¿Sabes? -dijo ella llevando la vista hacia nuestras manos-. Es extraño. Nunca he estado con nadie así de primeras, tan a gusto, tan bien, tan conectados.
- ¿Y eso es malo? -pregunté.
- No, pero me asusta. Me asusta mucho.
- ¿Y si te digo que te quedes a dormir? ¿Te asustarías más?
- No. Lo que me asusta es que te voy a decir que sí, y esta noche te pediré que me abraces.

Sonreí plácidamente.

- Y yo lo voy a hacer, pero no te enamores de mí -dije con cara de tonto.

Me miró y sonrió, acariciándome la cara y me besó.

- Creo que hay veces que hay que dejarse llevar, y que ocurra lo que tenga que ocurrir -dijo antes de tumbarse y acurrucarse entre mis brazos.



"What's easy on the eyes
Weighs heavy on the heart"
(The broken view)


lunes, 4 de octubre de 2021

Femme Fatale

 - ¿Y tú? ¿Qué tienes que ofrecer? -preguntó desde detrás de sus gafas. 

La miré detenidamente, como el que explora un mapa del tesoro. Me encogí de hombros y respiré hondo. 

- El mal despertar del lunes, la apatía de los domingos, el ver llover desde detrás de la ventana acurrucados en el sofá, bailar en pijama saltando por la casa, una cena en un restaurante con estrella Michelín, un botellín en un bar cutre, de los de barra de aluminio y aceituna zapatera, de esos que están terriblemente fríos. Un refugio para los días de mierda, cogerte de la mano y salir corriendo sin dirección, un momento locura y un instante de seguridad, ser la cuerda y la cometa, la espada y el escudo, la parte más seria de tu sonrisa. Sacarte una sonrisa cuando te descuides, un apoyo y una polla dura mientras follamos en la ducha. La ternura de un beso en la boca entre polvos, un abrazo en la noche mientras respiro en tu pelo y mis dedos te hacen cosquillas por el costado. Pétalos de rosa y las luces tenues de velas por el suelo, una sonrisa pícara, un azote en el culo, levantarte en volandas y empotrarte contra la pared, mirarte a los ojos y decirte, que no sé cómo has logrado tocarme el alma si todavía no nos conocemos. Y quizás, lo más importante, un corazón de acero forjado que has conseguido que vuelva a latir, incandescente, bajo mi pecho. 

Me miró con expresión de incredulidad, con la cabeza apoyada sobre la mano.

- ¿Y te consideras buena persona? -preguntó titubeante.
- Sí - respondí. 
- Entonces el único problema que tenemos es que lleguemos a enamorarnos. 

Y en ese momento me di cuenta de que, aunque no quería, iba a caer de nuevo.



jueves, 30 de septiembre de 2021

Kamizakes

Clavó sus pupilas verdes en las mías, y nos quedamos a centímetros de besarnos, en silencio, casi sin respirar. Yo observaba cómo cambiaba de tono cuando les daba la luz, del color oliva al turquesa, intentando vislumbrar si dentro de ella había un corazón bonito o era sólo fachada. Noté algo extraño, algo le pesaba, como si su alma fuese plomiza, como si estuviese cansada, o más bien harta. Quizás los prejuicios, o los turnos de trabajo, o el no haber sido capaz de encontrar a alguien que levantara con fuerza esa capa plúmbea, esa oscuridad que tapaban sus ojos y que sólo los inconscientes como yo eran capaces de tocar y sentir, de una manera casi magnética.

Esa penumbra interior hacía que bailaran todos lo trozos de alma que yo sentía por dentro, y los movía poniéndolos a danzar, los atraía hacia sí, casi de manera involuntaria. Fue capaz de ver mi desaguisado interior, el peso de las decepciones y la desconfianza, el dolor que supuraba cada poro, aunque yo lo negara. Posó su mano en mi rostro, la calidez del tacto y la suavidad de su piel, casi mórficos. 

A mí, me salió abrazarla, como intentando abarcar toda esa oscuridad que atesoraba y hacerla más y más pequeña con el brillo de mi sonrisa gris. Esa que intenta vencerlo todo por fuerza y voluntad. Se fundió conmigo, casi auscultándome el corazón, en un momento mágico, como el luscofusco. Y nos besamos. 

Después supimos que llenos de defectos y de cicatrices, éramos perfectos, el uno para el otro, decidiendo inmolarnos viviendo hacia adelante, como kamikazes hacia el sol.


"Aprende a caminar dejando atrás todos tus miedos" (Desakato)

martes, 28 de septiembre de 2021

Dundee Croc

Su olor, impregnando las sábanas como si una parte de ella hubiese decidido quedarse a hacerme compañía el resto del día, el olor de su perfume y a su esencia, ese olor a mujer, a juventud, a rebeldía, a tierra mojada, a calma que se transforma en tempestad, a fuego crepitante que se violenta, a salitre y a mar. Ella, ella huele a pólvora y a rayos de sol...

La huella de su alma en mi boca, de sus besos con el gusto a tequila y limón, a cerveza fría de barril, a chicle de fresa y hierbabuena, a lambada bailada con la lengua, a pasión contenida que de repente estalla en mordiscos ensalivados. Los recodos de su cuerpo, el sabor de su piel en mis papilas, el bocado en su cuello y el seguir degustado cada punto de su cuerpo, el pezón rosado, acariciarlo con la punta de la lengua, en círculos, besarlos y morderlos, continuar bajando por su torso, dibujando una autopista por su ombligo hasta llegar a lo más profundo de su ser. Mirar hacia arriba, ver cómo sonríe y se muerde el labio, me tira del pelo y me aprieta contra su cuerpo. Disfruto mientras la devoro y no deja de mirarme, mientras la observo y comienza a retorcerse, gimiendo, apretándome más fuerte contra su sexo, poniendo los ojos en blanco cuando estaba a punto de correrse...

"La pedí que me quitara la pena y me arrancó el corazón" (Arri).

domingo, 26 de septiembre de 2021

Selfie

Cuando le veas, mírale a los ojos y sabrás que está sonriendo a través de la mascarilla. No importa que esté lloviendo y él esté calado, ni que las ojeras le lleven a medio rostro o que las vigilias hayan esculpido en su rostro la parte más humana del cansancio, ni tampoco que lleve un día de mierda. Él lo disimulará, y te intentará sacar la mejor de tus sonrisas. Se esforzará más incluso si te ve apagada o marchita, o si estás en uno de esos días en los que no te soportas a ti misma. Quizás le encuentres moviendo el cuello o cantando en voz baja mientras teclea en el ordenador o levanta peso en el gimnasio. 

Si consigues que se quite la mascarilla verás su barba tupida y las canas que se abren paso a través de ella, y podrás ver que pega con las mismas que tiene en el pelo, si no está muy alborotado, y le verás esbozando una sonrisa pícara, e igual arquea una ceja si le caes en gracia. Aunque por fuera parezca hosco, es todo corazón, aunque a veces gruña, aunque pueda llegar a ser terco y cabezota, no tiene maldad alguna. Tiene defectos y virtudes, y de éstas últimas, quizás la mayor sea la capacidad de reponerse, de sanar las heridas. Unas veces con el tiempo, otras veces con alcohol. Y sentirse orgulloso de todas y cada una de las cicatrices que tiene en el pecho por haber amado sin conocimiento, pensando que el término medio es para los cobardes y sabiéndose valiente, aunque después se llame tonto. 

Ten cuidado si eres capaz de amarlo, porque puede ser adictivo. Podrías acostumbrarte a dormir en su pecho después de follarte tan sucia y dulcemente que perdieras la noción del espacio tiempo. Te sonreirá mientras recorre con su lengua tu torso desnudo y tus más profundos lugares, y te comerá la boca y hará que te corras. Después contará tus lunares, mientras te mira a los ojos, en ese ambiente en el que el aire se hace denso después de haber hecho el amor. Le preguntarás el porqué del tatuaje de su costado, y él te dirá entre carcajadas, que es demasiado pronto para que lo sepas. Tú querrás repetir, y él, sólo te pedirá que no juegues con los restos que le quedan de corazón mientras la conversación os lleva a una noche sin fin...


- Y cuando hayas acabado de leer esto, te darás cuenta que ÉL soy YO -. 



lunes, 20 de septiembre de 2021

Square one

 - ¿Cómo es ella?
- ¿Sabes? Hay muchas mujeres en el mundo por las que vale la pena matar, pero sólo unas pocas por las que merezca la pena morir. Ella, sin duda, es de las segundas. 
- ¿Tan especial es?
- Es capaz de calmarme con una mirada, de encenderme con un susurro, de hacer que se me olvide el día de mierda con tan sólo una sonrisa, de ponerme la piel de gallina con sólo rozarme, de hablarme tan dulcemente como si lo hiciese a un niño de prescolar, de follarme tan salvajemente que, me pase como a Hemingway en Medianoche en París.
- ¿Cómo Hemingway en Medianoche en París?
- "Cuando haces el amor con una gran mujer sientes una pasión bonita y veraz, y al menos, en ese momento pierdes el miedo a la muerte [...] amando con la suficiente pasión, apartas a la muerte de su mente, hasta que vuelve como hace con todos los hombres, y es hora de volver a hacer el amor de verdad".

Alberto suspiró y se encogió de hombros, sin pronunciar palabra.

- Además, puede domesticar mis demonios y ponerlos una carlanca, entiende mis silencios, aprieta mi mano cuando tengo miedo, duerme en mi pecho y me abraza, sonríe con ternura y me transmite paz, disfruta el café de por las mañanas mientras se disimula las ojeras, esas marcas de perseguir los sueños. Nunca se rinde y cuando todo va mal frunce el ceño, aprieta los puños y lo intenta con más ganas, en sus ojos puedes ver que es una luchadora.

Él, se rascó la barba, haciendo una mueca extraña con la boca, dubitativo, e interrogó:

- ¿Y cómo dices que se llama?
- Aún no la conozco, pero sé que está ahí fuera, y pienso encontrarla.


What if I was nothing?
What if this is true?


martes, 14 de septiembre de 2021

Eleanor Suits

 Hay una vela encendida mientras que el resto de la habitación permanece en la penumbra. Se dibujan sombras, tras la llama tintineante mecida por el viento. Fuera llueve. Se escuchan las gotas caer, y los regueros correr calle abajo. Un uber en doble fila frente al hotel de los gabachos escuchando el Barça-Bayern. A lo lejos, el sonido de los coches pasando rápido por la calle Alcalá. Después el silencio, un extraño acompañante en Madrid. 

El sonido de la paz y la calma, el de las madrugadas del lunes, el impasse entre latidos, ahora amortajados. El sigilo de mis pensamientos, al final atenuados o simplemente callados, o desterrados al olvido. Los rescoldos humeantes de una guerra provocada por unos ojos grises y una ruleta rusa apuntando al pecho que se desdibujan en el eje espacio-tiempo a la vez que recordaba...

El galope del bandido, el arriado de velas del pirata, los labios cosidos del poeta. Las salpicaduras de sangre sobre la pared de mi cuarto después de haber acribillado a navajazos mi propio corazón. El olor a sexo vacío y sin compromiso, sucio y placentero. El tacto pegajoso de sus fluidos en mis dedos. El mordisco en el hombro, y en el pezón, justo al lado del lunar. Una buena comida de polla. Ponerla a cuatro patas, tirarla del pelo, sacar el primate que llevo dentro. Follarla duro mientras me pide que la estrangule, mientras gime y se encorva su espalda, sus ojos se ponen en blanco y agarra con sus manos las sábanas, hasta que al final, entre espasmos, llega al orgasmo pidiéndome que no pare, reclamando para sí mi esencia más lasciva, queriéndose sentirla dentro, caliente, peligrosa, como un juego azaroso de amor y odio.

- Mañana madrugo -musité-. Es posible que te cierre el metro si no te das prisa. 


"No necesito amor, sólo tu compañía..." (Recycled J & Cruz Cafuné)


Gym

Ese punto en el que te quedas absorto mirando la nada, sentado y sudoroso, sintiendo tus propios pensamientos sobrevolarte como buitres, con la mirada vaciándose por momentos y el heavy metal sonando a todo volumen en los auriculares. El momento en el que miras al suelo, o al reloj, pero nunca al espejo, como una muestra de estoicismo. En ese instante, sentí cómo se clavaban dos ojos en mi sien. Subí la vista y apartaste la mirada, casi con vergüenza, haciendo con que mirabas el móvil, pero tú me mirabas y yo te vi y te miré. No dijimos nada. Empezaste otra serie antes de que el moscardón de turno llegara a darte explicaciones de cómo hacer el preacher curl, que no te convencieron para nada. Intuí dulzura, pero no me quedé a verla ni a asegurarme de si existía.

Y aquella noche cené hígado, porque de lo que se come se cría y de tripas corazón.



jueves, 9 de septiembre de 2021

Septiembre

El noveno mes del año siempre me trae un halo de melancolía, como si el año acabara y empezara aquí. Y muchas veces, ha sido así de facto, empezaba el nuevo curso, o una nueva etapa, o se acababa la temporada deportiva, tal vez empezara a hacer frío, o la rutina volviera a llamar a la puerta. 

Melancolía, incertidumbre, épocas de empezar caminos nuevos, de abrir libros y cerrar otros, o de seguir añadiendo a páginas a nuestra propia historia. Podría mirar hacia atrás y ser capaz de reír y llorar al mismo tiempo, pensando, mientras abrazo los recuerdos: "¡Joder! ¡Eso lo he vivido!". Secarse los ojos y mirar hacia adelante, al futuro, con la ilusión de un niño el día de Reyes. 

Y aprender de los errores, de las cicatrices y los desconchones del alma, de las noches en vela, de esos putos recuerdos que vienen sin querer y que se clavan como facas en lo más profundo de mi ser, como un castigo humano, como la propia tortura que me autoimpone la sinrazón por haber amado con fe ciega, por haber entregado todo desde el primer momento... 
Por haber creído que existían las más absolutas y maravillosas coincidencias.


"And run away before I know,
my heart is just too dark to care
I can't destroy what isn't there"
(Slipknot - Snuff)

domingo, 29 de agosto de 2021

God & The Devil (Ángeles y Demonios V, fin)

[En el corazón de un hombre hay una lucha constante entre dos lobos: uno blanco y uno negro. La luz y la oscuridad. El bien y el mal].

Pasear por San Blas, como un madrileño más, intentando no escuchar ni uno solo de mis pensamientos, con los cascos puestos, absorto, concentrado en la música. Suena Ibiza de Juancho y Recycled J. Casi dan ganas de bailar. Detenerse en una terraza, yo solo, ensimismado, intentando reconectar con mi paz interior. Sentarme en una mesa y pedir una Grimbergen. 

- Deberías haber pedido otra cosa.
- ¡Oh! ¡Vamos Lucifer, déjalo tranquilo!

Y otra vez esas apariciones. Ahora me estaba tomando una cerveza con Morgan Freeman, vestido de un blanco impoluto, y con Tom Ellis, de riguroso negro de corte italiano. Me bebí media cerveza de un trago, observando cómo el mundo fuera se había quedado paralizado.

- Te preguntarás quiénes somos y por qué estamos aquí.
- Creo que me lo puedo imaginar -contesté.
- Somos las manifestaciones más familiares que tienes de Dios y de Lucifer, por eso hemos tomado esta forma, para que te sientas cómodo -dijo Morgan. 
- ¿Y no hay otro ningún ser humano al que tengáis que visitar...? -respondí con resignación.
- Verás -dijo Tom- Es sencillo de comprender, lo que está en juego es tu alma, y la tuya no es como la del resto de los mortales. Hay algo en ti. Hay una luz casi celestial dentro que no entendemos por qué has sido capaz de desarrollarla, de ahí que te hayan visitado tanto arcángeles como demonios. La decisión y tu manera final de actuar con el mundo decidirá hacia qué lado se inclinará la balanza y nosotros... bueno, podemos, darte una ayudita. 

Les miré por encima de la espuma de la cerveza sin decir nada, con cara expectante.

- Pero... porque hay un pero -espeté.
- Pero todas las acciones que lleves a cabo, dejarán una huella en aquellos que intervengan, y eso, al final, decidirá qué almas van al cielo y al infierno -dijo Morgan.
- O sea, que me estáis diciendo que dependiendo de lo que yo haga, tendréis más o menos "personas" en uno de los dos sitios -respondí.
- En esencia, más o menos -dijo Tom.
- Lo que tienes que descubrir es realmente quién eres para decidir. Te he estado observando, eres un buen chico, no deberías dejar que el dolor te lleve a tomar malas decisiones -afirmó Morgan.
- ¡Por favor! Tienes todo el derecho del mundo a estar cabreado, a enfadarte y en querer mandarlos a todos a tomar por culo. ¡Basta ya de ser siempre el perdedor! Piensa en todo lo que has pasado, para nada, por culpa de todos esos egoístas -exclamó Tom.
- No dejes que esas malas experiencias guíen tu camino y decidan por ti, hijo -sentenció Morgan.
- Ellos podían escoger igual que tú, y escogieron, cegados por la arrogancia, eligieron lo mejor para ellos mismos sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos. ¡Tú deberías hacer lo mismo! No importa lo que dijeron importa lo que hicieron. Y tú has sido lo suficientemente imbécil como para poner en sus manos tu vida -dijo Tom.
- Entonces deberías hacer autocrítica y saber que la culpa no es sólo suya -contestó Morgan-. También tú has tenido esa libertad y escogiste -dijo sonriendo-. Sin embargo, esa oscuridad que ahora mismo está corroyendo tu alma no es ajena, es propia. Raguel y Raziel te lo dijeron, intentaron que despertaras.
- Y sin embargo no los has conseguido, ¿crees que es culpa tuya no poder perdonarte a ti mismo por algo en lo que no has intervenido? -preguntó Tom-. No te puedes perdonar porque no tienes nada que perdonarte. Eres inocente.
- El mismo Diablo hablando de inocencia -murmuré.

Tomé otro trago de cerveza.

- ¿A dónde crees que te llevará actuar de una manera vengativa o egoísta? -preguntó Morgan-. Piensa en los demás, en cómo les afectarán las acciones que lleves a cabo, en el dolor que podrán experimentar, en que podrán volverse malvados...
- ¿Y por qué he de ser yo el que soporte las acciones de los demás y no los demás las mías? -interrogué.
- ¡Ves! Ese es el punto donde quería llegar yo -respondió Tom-. Ya has tenido que soportar bastante como para encima tener que seguir con la misma dinámica. Ya es hora de cambiar, de que pienses más en ti mismo y menos en los demás, de que busques por una vez en la vida tu beneficio propio. Sabes que te han utilizado, te han mentido, han jugado con tus ilusiones, y ¿ves...? ¡Oh! ¡Vaya! ¡No lo ves porque estás tan hecho polvo por dentro que no sabría decirte si aún sigues teniendo corazón! Te seguirán fallando. No digas que no te lo advertí.
- Los humanos siempre estáis en esa dinámica, el ojo por ojo, sin embargo hay algo diferente en ti -dijo Morgan-. Te han fallado muchas veces y sin embargo seguías con tu fe inamovible, hasta ahora. ¿Qué ha hecho que cambies...?

Suspiré y bebí lo que restaba. Tom se giró hacia Morgan y le miró con cara de incredulidad. 

- ¿En serio? ¿En serio le estás diciendo eso..? Lo sabes perfectamente -dijo Tom-.

Morgan abrió los ojos y la boca con gesto de sorpresa, como si acabara de descubrir un diamante entre las rocas.

- ¡Oh! Fue por eso... -dijo bajando la mirada-. No tenía ni idea. Sí. No está nada bien lo que te hicieron pero eso no debe cambiar tu forma de ser. Eres luz, no dejes que la oscuridad te venza. Tienes la capacidad para sacar lo mejor de las personas que tienes a tu alrededor y eso lo perderás si abandonas ese camino. Recuerda toda esta conversación para la próxima vez...
- Qué próxi... -y como si de un flashback se tratase, volví a estar en aquella terraza, con la cerveza llena- ma vez. La botella había cambiado significativamente, había cambiado el color ocre del cristal por un rojo brillante, y el fénix del logo era de color azul eléctrico. 

Un fénix. El símbolo de la inmortalidad y a la vez del dolor. El signo de todos aquellos seres que necesitan morir para volver a renacer. Envolverse en dolor y apagarse para resurgir de entre las propias cenizas con más fuerza y ganas. El encontrarse a uno mismo, golpeando la pared con los puños hasta que se astillen los huesos y la carne se muela. Odiarse primero, para ser capaz de quererte con todos los defectos y virtudes y ser capaz de querer al resto. Gritar y sacar la rabia de dentro, para encontrar un remanso de paz en el silencio, en el azul de tus ojos, en la serenidad de tus pechos. Latir fuerte e iracundo, desacompasado, y después hallar la calma en el impasse de dos latidos bradicárdicos.

Encontrarme a mí mismo, frente a frente, en el espejo, sabiendo de mi adicción a la autodestrucción y que llegues por detrás, sonriendo, me agarres de la cintura, me beses en los labios de puntillas, me abraces tan fuerte que se detenga el tiempo y me digas al oído las dos palabras más bonitas del universo: "Te quiero". 


Sólo falta que aparezcas tú.



sábado, 28 de agosto de 2021

Raguel (Ángeles y Demonios IV)

Me despertó el sonido de trompetas, como si una banda de música tocara bajo mi ventana. Y de nuevo, otra visión como las anteriores. Semblante serio, mirada dura, cabellos rubios y alas doradas. Sus manos reposaban sobre una espada que permanecía apoyada en el suelo.

- ¿A qué conclusión has llegado?
- ¿Sobre qué?
- ¿Tú qué crees…? Sobre todos los pensamientos que estás teniendo por las noches.
- Creo que los humanos, la mayoría, no tenemos palabra, que somos capaces de mirar a otra persona a los ojos y mentir, que somos seres egoístas por naturaleza y no nos importan las consecuencias que puedan tener nuestras acciones.
- ¿Palabras como la tuya? ¿La de cambiar y convertirte en algo que sabes que nunca serás capaz de ser? –dijo sonriendo.
- No me refería exactamente a eso.
- Ya lo has visto en tus sueños.
- ¿El qué?
- Que volviste a perdonar, o, al menos, no guardabas rencor. Y dudaste, no supiste qué responder y justo te despertaron los ladridos de los perros…
- Aparentemente, pero dentro sabes que sí.
- No sirves para estar enfadado con el mundo, aunque tengas que arrancarte un trocito de tu alma. Y creo que la respuesta a la última pregunta de tu sueño era un sí, aunque no llegaras a pronunciarla.
- No sé qué hubiese respondido a su pregunta. Y lo del alma… eso duele. Al final lo que consigues es hacerte inexpugnable. Como una cebolla, pero con capas de metal.
- Eso se llama miedo, o coraza, o ser inaccesible.
- O precaución.
- A los hechos me remito.
- ¿Te recuerdo lo que me pasó la última vez que me abrí…? Por ser bueno o rematadamente gilipollas. ¿Y sabes lo peor de todo? Que no dejo de preguntarme si algo de lo que dijo era real, o fue todo una puta mentira desde el principio.
- ¿Qué te dijo tu intuición cuando la miraste a los ojos?
- Que decía la verdad.
- ¿Entonces? Hay realidades cambiantes. Lo que puede ser verdad hoy, puede no serlo mañana, y en el mundo de las pasiones humanas, más todavía.
- Hay ciertas verdades inmutables, y no se pasa del blanco al negro porque sí. Salvo que el negro no fuera negro, ni el blanco blanco, y eso nos lleva a la mentira al egoísmo.
- Si fueras capaz de mirarte por dentro, verías que sí, por mucho que lo niegues. De hecho, a ti mismo te pasa, has pasado del no rotundo a la duda razonable –y soltó una carcajada.
- Independientemente de eso, creo que es preferible dejar un interrogante a asentir sin conocimiento. A veces, hay cosas en juego más valiosas que el oro, como el tiempo o la ilusión.
- No te quito razón –dijo asintiendo con la cabeza- sin embargo, ahí tienes la frase de Blaise Pascal. Al final todo se rescinde a la búsqueda de la felicidad y para vosotros, los humanos, es muy volátil.
- Pero no a cualquier precio, ni de cualquier modo. Tú decías Pascal, yo te digo lo que Huracán Carter “la escritura es un arma, y es más poderosa de lo que jamás podrá ser un puño”. Hay palabras, frases, que pueden llegar a doler más que las balas…
- Y otras que pueden llegar a sanar el dolor más profundo.
- Esas nunca las he escuchado pronunciarse.
- Aún… Aunque sientas que no merezca la pena nada y sientas que por dentro sólo hay ruinas como en Alepo, ahí debajo hay oro. Sólo hace falta alguien que sepa encontrarlo –dijo posando su mano en mi pecho. 

Empecé a notar un calor extraño por dentro, se me empezó a nublar la vista y noté que perdí la conciencia. Hasta que volví a despertar en mi piso de Madrid, entre sudores, con el ventilador puesto y la marca de una mano en mi pecho.


"Que son mil abrazos que me han dado y ninguno me ha juntado, los pedazos que hiciste de mí..." (Ekko).

martes, 24 de agosto de 2021

Lilith (Ángeles y Demonios III)

A duermevela. En ese punto en el que empiezas a escuchar todos los sonidos que te rodean distantes, oí su voz. Me llamaba por mi nombre, y no supe distinguir si era una ensoñación o realmente estaba ocurriendo. Me miró sonriendo, el cabello pelirrojo, una belleza extraña y adictiva que hacía que no pudiera dejar de mirarla. De risa dulce y cara angelical y una serpiente enrollada alrededor de su cuerpo. 

- ¡Qué divertidos sois los humanos!
- ¿Y tú quién eres? 
- Deberías saberlo pero tampoco importa mucho. ¿Te ha convencido Raziel de que el mundo es un lugar maravilloso y que tienes que ser bueno y honrado?
- Me ha convencido de que no puedo luchar contra mi naturaleza.
- Eso tendríamos que verlo. A los humanos es muy fácil tentaros. Sois tremendamente maleables, sólo tendría que poner un súcubo en medio y esperar para disfrutar. Vería cómo todos vuestros principios y valores saltan por los aires pero tranquilo, que no sólo los hombres, el género femenino es exactamente igual, sólo que vosotros tan estúpidos que lo acabáis contando. 
- Ya es la tercera visita, dime lo que me quieras decir y vete de una puta vez.
- ¡Eh! Relaja. Sólo estamos manteniendo una conversación entre personas. Bueno, entre un demonio y una persona. 
- ...
- ¿Qué pasa? ¿No te gusta la idea de la tentación? ¿De sucumbir a los encantos de otro ser o no, humano? Todos tenemos nuestras tentaciones, todos tenemos un precio, sólo hace falta saber cuál es. Además los humanos sois tremendamente extraños. Tenéis la costumbre de abrazar aquello que más duele. Cuanto más dañino sea algo, una persona, una droga, lo que sea, más os engancha y más difícil es que abráis los ojos.
- A veces las personas son peores que la droga. Más adictivas, al menos.
- Hay veces que matan más lento, es verdad, pero sigo sin entender cómo sois capaces de llegar amar algo que os envenena día a día, y de conformaros con lo que tenéis sin intentar aspirar a algo mejor. Es una variación extraña del masoquismo, os torturáis en vida sin saber que vuestras almas pueden acabar ahí abajo. Me dais pena en el fondo.
- ¿Y...?
- Que sois tan insignificantes... Débiles de espíritu, es tan sumamente fácil quebraos. Unas palabras, una mirada, una buena follada, y ya estaríais aullando a la luna y jurando amor eterno. Y cuanto peor se porte una persona con vosotros, más querríais permanecer a su lado. Sois unos yonkis del dolor aunque vosotros los llamáis amor, erróneamente, claro. 
- Un demonio hablando de sentimientos...
- Ex de Adán para más señas. Y ya sabes lo que significa ser un ex y lo porculero que pueden llegar a ser -dijo sonriendo-. Creo que somos el máximo exponente de esa adicción al dolor que tenéis, somos como las esquinitas de esas páginas de los libros que doblas antes de dormir, por mucho que intentes volver a estirarla, ya no se quedará igual.
- Pero no marcará el curso de tu vida ni la página que tienes que leer.
- No, pero estarás en ella un buen rato leyendo hasta que te des cuenta de que todo lo que hay escrito ya lo has leído y volver a leerte lo mismo es un coñazo, porque el final del libro sigue sin cambiar. Jajaja.
- ¿Y qué quieres un libro sin marcas? ¿Una persona sin pasado?
- ¿Por qué no...?
- Porque las páginas dobladas y las cicatrices del pasado te han convertido en la persona que eres ahora mismo.
- En el fondo te admiro. Eres un jodido romántico empedernido, y claro, así te va. No tienes remedio. Pero sigue siendo muy divertido ver cómo se te para el corazón cuando pasas la mano por encima de esas cicatrices -dijo relamiéndose. Es un dolor profundo y dulce, de sabor intenso. Como cuando te entran las dudas sobre la persona a la que teóricamente quieres, simplemente, sublime.
- Por suerte, llevas sin probarlo de mí un tiempo largo y más que pasará.
- Es cuestión de tiempo. Te acabarás tragando tu propio ego porque lo mejor que tenéis los humanos en la vida es lo etéreo de la misma. No sabes qué pasará dentro de cinco minutos y sin embargo os hacéis promesas de amor eterno. Disfruta el momento joder. ¿Qué hay de malo en acostarse con una? ¿Dos?¿Treinta?
- No hay ningún problema siempre que...
- Siempre que no te creas todas las mentiras que se dicen para follar y, sobre todo, después de follar. Y tío, se duerme mejor sólo, la educación es llevar el postre pelado a la cita, no invitar a dormir. No te confundas. Sois objetos, tú para ellas, y ellas para ti. Pero no hay nada de malo en ello. Son necesidades que tenéis que calmar, y además te he visto y... tienes morbo y una lengua muy bonita...

[Son las siete de la mañana, una hora menos en Canarias...]

Me levanté empapado en sudor. Incorporarme de la cama y pasarme las manos por la cara. Creo que debo dejar de tomarme el ZzzQuil y cambiarlo por dos chupitos de Jager o tres tercios de Alhambras verdes... 


"En tu oído hay mil historias, en mi lengua una guerra mundial, en tu cama mil memorias, en mi cuerpo nada es por azar, morderse el labio, dispararse a matar..." (Juancho Marqués).


domingo, 22 de agosto de 2021

Raziel (Ángeles y Demonios II)

 Apagarlo todas las luces. Poner música de fondo. Encender una cerilla y prender una vela. Quedarme obnubilado mirando la cera derretirse.

- ¿Qué pasa? ¿Cómo estás?
- Estoy y respiro.
- Ya, porque si no serías una piedra. Me refiero a que cómo estás de verdad.
- Bueno...
- Ya vas digiriendo el sentimiento de culpa absurdo que te ha estado comiendo durante tres días... ¿o no?
- Algo así, pero sigo sin entender por qué lo tengo.
- Es sencillo. En el fondo tienes orgullo y te lo han dañado.
- No, creo que no es orgullo.
- Es orgullo, porque si no, no hubieses lo hubieses desarrollado. Te sientes como un gilipollas porque has dejado que jueguen contigo, y, te guste o no, te habías ilusionado.
- No sé si es eso exactamente, pero se le parece.
- No pasa nada, te has creído lo que te han dicho, palabras bonitas que escondían veneno y te han entrado hasta el fondo. De ahí que tengas ese hastío interior ahora mismo. 
- Creo que esto me pasa por ser demasiado bueno, o quizás que soy imbécil, simplemente.
- Tampoco te machaques. Actuaste como consideraste oportuno, elegiste, pero eres humano y te puedes llegar a equivocar. No hay nada raro. 
- Ya, pero quiero cambiar, convertirme en un hijo de puta y que estas cosas no me pasaran. 
- ¿Y qué sacarías en claro? Ibas a ser un puto infeliz.
- Sufriría menos.
- A la larga, más. Mira, llevo observándote tiempo, no eres malo y no conseguirás serlo por mucho que te lo propongas. Sé sincero, ¿serías capaz de cambiar y asumir todas las consecuencias?
- Creo que no.
- ¿Por qué?
- Porque tengo miedo de portarme como un cabrón justo con la única persona que no se lo merece.
- ¿Aunque no la conozcas y no sepas si va a ser así?
- Aunque sea así...
- Ahora entenderás lo que te decía. Sé todo lo que se te ha estado pasando por la cabeza durante los últimos días. Sé de todas las disyuntivas en las que has estado, los condicionales que te has estado planteando. Todas las realidades paralelas que no se van a cumplir, tus pensamientos de venganza y odio. Y siento decirte que no eres así. De hecho, lo que tienes ahora es un sentimiento de decepción. Decepción contigo mismo, porque has sido capaz de creer y de caer, otra vez, de ahí esa desesperanza, y ves de lejos un punto lleno de dolor. 
- Necesito más aplomo para algunas cosas.
- Lo único que necesitas es perdonarte a ti mismo. Has desatado una guerra interna, contigo mismo. Te odias. Has perdido la paz mental que tenías, tu equilibrio, la templanza, aunque ahora la estás recuperando poco a poco. 
- Y no creerme las cosas de entrada.
- ¿Sabes...? Creo que ese tampoco es tu problema. Eres así tío, y es cuestión de tiempo que des con tu alter ego. Pero como te decía, primero tienes que perdonarte a ti mismo. ¡Ah! Y sobre lo otro, ¿qué te dice la experiencia sobre las segundas oportunidades?
- Que nunca fueron buenas.
- Bueno, y si fuera al revés, y tú te dieras cuenta de la cagada que hiciste, ¿querrías otra oportunidad?
- No creo que me atreviera a pedirla, por decencia y porque sé que con las ilusiones no se juega.
- Y lo sabes tú, que tienes el corazón en obras permanentes, en una continua  destrucción y reconstrucción. Pero la pregunta es sencilla ¿sí o no?
- No lo sé.
- Sí lo sabes, otra cosa es que tengas miedo a decirlo. Y tú lo aplicas en tu vida. Siempre has dado segundas oportunidades. Hasta a la gente que te ha fallado.
- No es lo mismo.
- Es lo mismo y lo sabes, ¿o empiezo a sacar nombres?
- Cabrón.
- Asúmelo. Te guste o no, hay algo de fe en la humanidad por gente así. 
- O sea, que me estás diciendo que al final mi vida se resume en ir abrazando al dolor, hasta que deje de doler...

Se encogió de hombros y sonrió. 

- Hemos tenido suficiente por hoy.

Volvió a sonreír y de su pecho comenzó a salir una luz blanca tan brillante que casi cegaba, que se iba haciendo más y más grande.

Y volví a la conciencia de la vela de nuevo, aunque no era exactamente igual, ahora se mostraba azulada con una llama verde, y aromas de lima y menta.


" ¿Y ahora dónde estás? Mi ángel de la guarda" (Recycled J ft Aleesha)


jueves, 19 de agosto de 2021

Amón (Ángeles y Demonios I)

- ¿Y ahora qué? -dijo con voz seria e inquietante-. No te voy a decir un "te lo dije" pero te lo dije. Te has creado tu propio infierno simplemente por no haber sido capaz de cambiar tu manera de actuar, o de ver venir la hostia (y que sepas, que se veía venir). Ahora, también te digo, que de esto habrá segunda ronda.
- ¿Cómo...?
- Que  de esta mierda habrá segunda ronda. Es cuestión de tiempo. Me jode decírtelo porque me gustaría verlo venir descojonándome en el sofá, pero haz memoria. ¿Cuántas veces te pasó que volvieron a tocar en tu puerta?
- Visto así...
- Lo único que te pido es que no seas tan jodidamente huevón como para cagarla de nuevo.
- ¿A qué te refieres?
- Que no confíes tan rápido, y que pareces subnormal a veces. ¡Mírate los putos brazos!
- Y los hechos.
- Y las palabras, y por eso estamos teniendo esta conversación. 
- Ya pero, ¿y si...?
- ¿ACDCD?
- ¿Y sí da la puta casualidad que me porto mal con la única persona que no se lo merece...?
- ¿Y es que no te vas a aburrir nunca de romperte por dentro? Pasarás de tener trocitos a tener polvo.
- Pero va en mi naturaleza.
- Y en la trasmutación del átomo. Pareces la fábula de la rana y el escorpión. Y siempre eres la rana.
- Vale, ¿cómo arreglamos esto...?
- Ahora mismo estás orbitando los círculos de Dante. Tienes un sentimiento de culpa enorme por no haberte dado cuenta de que esto iba a pasar. Normalmente nos pasa, a todos los seres humanos, somos capaces de perdonar a los demás antes que a nosotros mismos. Somos ídolos de oro con los pies de barro, que al más mínimo descuido se desmoronan. Si quieres que te sea sincero, y por mucho que me guste regodearme en tu dolor, no tienes la culpa. Has actuado en función de tus valores, de lo que creías justo, de lo que querías, aunque ahora estés así. Sólo tienes que tener en cuenta que ya no hay molinos, quijote. Bueno, eso y lo que te pasa siempre, crees que el término medio es para cobardes, y en cierto modo, lo es, pero también es la manera de no verse abocado a esta situación.
- ¿Soy valiente?
- O inconsciente, según lo quieras ver. Ahora tienes un peso en la espalda grande, el de la decepción, más contigo mismo que con ella, y tienes que saber ver esas situaciones y aprender de ellas. Ahora olvida rápido, ya sabes lo que dicen de los clavos, y quien dice clavos, dice polvos. Por cierto, no esperes nada, y prepárate para todo, esa es la clave para sobrevivir.
- Lo dices como si fuera una guerra.
- Y lo es. ¿No escuchaste esa frase de "nothing's fair in love and war"? Pues eso mismo. Ahora pasarás a ser un recuerdo, estarás en un segundo plano, en un rincón de su mente, pero amigo, no somos de quedarnos en un rincón, tarde o temprano ese recuerdo saldrá. Tan pronto como las cosas se tuerzan y no haya dios que las enderece. Lo sabes tú y lo sé yo. Y buscará en otros labios y otros cuerpos tu calor, y esa sensación de cariño, sin encontrarla. Se dará cuenta de lo perdido. Echará de menos las caricias por el brazo y los abrazos del post coito. La sensación de mirar a los ojos y ver un alma noble, una sonrisa pícara, un cuerpo y una mente, y te imaginará cada noche, abrazándose a la almohada, entre suspiros, añorará cada centímetro de tu piel, el modo en que follabais, tu lengua recorriendo los rincones más oscuros de su cuerpo, los orgasmos a la luz de las velas, las copas de vino o de cerveza. Se le escapará una lagrimilla al imaginarte con otra, por lo perdido, por lo vivido, por lo malquerido y lo despreciado. Dudará, si escribirte o no, porque sabe que es una puerta cerrada pero que en realidad está entornada.... 
- ¿Entornada?
- Sí, porque eres gilipollas, no me cortes que sigo. Está entornada pero debe ser chapada a cal y canto. Lo que no estoy tan seguro es que seas capaz de hacerlo, de ser bueno a ser tonto hay una delgada línea que traspasas cada dos por tres. En fin, como te comentaba. Serás un recuerdo enmarcado en oro, un atisbo cuando se tuerza todo y la realidad es que seguirás estando tumbado en la cama solo.
- Creo que he tenido suficiente por hoy -determiné-.
- Aún no hemos...

Y apagué la luz y desapareció del cristal de en frente mía.


"Cargando con la culpa de tener a la mejor de mis sonrisas afrontando la peor de las angustias..."

martes, 17 de agosto de 2021

Entre tumbas (a goodman murder)

[Suena música de fondo Piezas - Sangre, sudor y páginas ] "... será que las desgracias nunca vienen solas y que por ello las balas acompañan a la pistola...". 

Últimamente he tenido conversaciones profundas con mis demonios. Me lo advirtieron, confiar en tu instinto, sólo en tu instinto. Me venían a repetir la misma historia de siempre, sobre las inmundicias del ser humano y su podredumbre, de lo absurdo del amor y los sentimientos, de la bondad como lacra mundial, y casi, con todos aquellos tópicos eran capaces de componer una sonata. Sonata que sonaba con violines y un piano, con voz dulce de terciopelo y que escondía los mayores infiernos tras de sí. 

Supongo que me aprendí la canción. Supongo que al final, por repetición, alguna de esas ideas se instauró en mi cerebro y germinó. Desde entonces, miro con desprecio a lo emocional, fruto de una transformación que se ha ido recrudeciendo con el tiempo. Es algo fácil de entender, y aún más de conseguir. 

Sólo tendrías que coger a un hombre bueno y de comportamiento noble. Una persona diferente a las demás, que en lugar de ser capaz de matar por algo, sea capaz de morir por ello. Miéntele. Juega con sus sentimientos. Traiciónale. Haz que se sienta estúpido. ¿Recuerdas aquella frase, la de "no te conviertas en aquello que te hicieron"? Ignórala. Entonces habrás sido capaz de acabar con lo más precioso de ese ser humano, su esperanza y su ilusión. 

Nunca juegues con el corazón de un hombre bueno...

 o se convertirá en uno malo.


jueves, 12 de agosto de 2021

Lechowski

Ella era la soga colgando en mi patíbulo, meciéndose suavemente con el aire en las primeras luces del alba. La resaca de las últimas noches, el sabor a whisky con redbull, esa puta bomba de relojería que haría latir hasta al corazón de un muerto, un chupito de absenta y la quemazón en el pecho. Era el olor a petricor en una noche de verano, una brisa cálida en el mes de octubre, el olor a bizcocho recién hecho, una nana de cuna, el llanto de un bebé, el silencio de un difunto, unas rosas floreciendo en febrero. La canción que tarareas casi sin darte cuenta, un boleto premiado que no te saca de pobre pero te hace sonreír. La voluntad de sobrevivir del suicida, las ganas de morir por algo, la presencia que hacía el aire denso.

Ella era todo lo que cantaba Lechowski, todo lo que duele inspira. 

Y mientras tanto, yo estoy en esta cornisa, mirando al infinito, haciendo equilibrio sobre un pie y dudando si tirarme de cabeza al mar de sus ojos o salir corriendo en dirección contraria. Las interrogantes que desfilan por mi espina dorsal como una procesión de orugas que acaban incrustándose en lo más profundo de mi cerebro. 



martes, 3 de agosto de 2021

¡Que no!

Que no sea el miedo. Que no decida por ti. Que no sea él quien te domine. Que hagas lo que hagas, sea por tu propia voluntad. Que no elijas dentro de la vorágine de los "y sis". Que no te guíe, tampoco, el omnipresente dolor. Él siempre estará presente en tu vida y formará parte de ella de manera inexorable, haciéndote crecer, a veces a marchas forzadas y otras con toques de atención, para que aprendas.

Que no se junten esos dos sobre tus hombros y empiecen a susurrarte al oído. Que no te digan que las historias están escritas, y que según comienzan, así terminan. Que no te coman la cabeza con sus "dejà vú" de ilusionistas. Que no enlacen las experiencias vividas con tu realidad. Que no desdibujen tu presente con ecos del pasado, ni tampoco intenten pintar un futuro con la sangre seca de heridas cerradas.

Levanta. Reacciona. Vive. Olvida. Ama. Olvida. Quiérete. Ama. Respira. Sólo tú eres el dueño de tu destino. 

"Hoy te miré y me perdí en la inmensidad del mar azul que guardan tus ojos" (Arri).

miércoles, 28 de julio de 2021

Nunca seré tuyo

 Otra vez esos tambores de guerra.

Donde no hay lugar para la esperanza y la fe puso tierra de por medio. Donde no crece hierba, ni sentimiento y sólo graznan cuervos y grajas. Donde se cambia la sinceridad por el placer, y las mentiras son profundas y dichas a los ojos sin un ápice de titubeo.

Como una tormenta de verano estallando, empapándolo todo, con relámpagos iluminándo y truenos haciendo que el corazón se encoja a cada estallido, consiguiendo que las calles se limpien, como las almas de los zoquetes que como yo caminan a deshoras y sin paraguas. 

Cuando se desaten gritos y golpes, y el sonido se amortigüe entre colchones y pestillos echados, y los muebles crujan hasta astillarse. Cuando los ríos de sudor lo empapen todo, y la sangre se acumule, casi hirviendo, luchando por contenerse dentro del cuerpo. Cuando las pupilas se dilaten y los puños se aprieten, como furia retenida, como rabia disimulada, como sábanas arrugadas.

Quien consiga cambiarlo. Quien tenga cojones a entrar en esta puta guerra de sexo entre almohadas. Quien venga armada hasta los dientes, dispuesta a llevárseme por delante, a troncharme el cuello obligándome a escuchar a otro corazón que late como el mío. Quien sea capaz de domesticar a todos y cada uno de mis demonios y también mis sentimientos, y decirme, cuando todo explote, que todo saldrá bien.

Sólo entonces, tendrás en la mano todo mi ser, y podrás decir que soy tuyo.

Pero lo dudo. Dudo de la valentía y de la confianza, dudo de los sincericidios postcoito, de los sentimientos que surgen a las pocas horas de conocerse. Observo mentiras veladas y dulces, y medias verdades, y el azúcar mezclado con cianuro de cada caricia y beso sobre mi piel. 


"Y tú con tu boca en cualquier bar de copas, regalando besos, bebiendo la copa..." (Huecco y Kutxi - Idiota)

sábado, 24 de julio de 2021

Bestiario

[Un bisonte, un lobo y un tejón. 

Ordenados por orden de tamaño, caminan por las laberínticas estepas de mi mente. No intentan devorarse, no se gruñen entre sí, siguen los pasos del anterior, con paso lento pero firme, determinados a no dejar de avanzar. Un trío extraño que se reunió la última vez que mi miocardio se cansó de latir y pidió expirar para dejar de sufrir, y que desde entonces se postuló como los guardianes de mis entrañas. La resistencia y la resiliencia. La esencia de mi ser. Lo único que permanecerá imperturbable al paso del tiempo. Un recordatorio, el reflejo de uno mismo. Una premisa y un objetivo. Los magistrados que juzgarán todos mis actos. Una guía, el sendero para encontrar la felicidad y no abandonarla jamás. La autenticidad].

Ella se giró hacia mí, atusándose el pelo y mordiéndose el labio, intentando provocarme. Con el pintalabios rojo y los ojos azules, intentando seducirme:

- ¿Qué más te hace falta para ser feliz...? - dijo mientras sus dedos acariciaban sus clavículas-.

Y yo solté una carcajada antes de contestarle:

- Yo ya soy feliz, no me hace falta nada. 

[Algo se conmovió dentro de mis entrañas, el bisonte resopló cabeceando arriba y abajo, el lobo miró a la luna y aulló, y el tejón se quedó mirando, inmóvil, esperando otra contestación].

Ella abrió los ojos, con algo de incredulidad, y espetó:

- Entonces, ¿vamos a follar?.

- ¿Por qué no? - respondí.

Y el resto fue historia.



"Arráncame la ropa, y echa las cortinas, piérdeme el respeto ahora que estemos solos, follemos como locos, sin ningún decoro..." (Gritando en silencio)


viernes, 23 de julio de 2021

La noche más corta

 Lo que comienza con una conversación inocua entre unas cervezas o un vino a media tarde y acaba cuando los camareros empiezan a recoger las mesas. Que las palabras se vean interrumpidas por el sonido metálico de las cadenas recorriendo las mesas, apilándose, como lo hacen nuestras pupilas, segundo a segundo. El plato girando en la mesa con la cuenta, y el "lo siento, tenemos que cerrar" como un mantra repetido hasta la saciedad.

Recorrer las calles oscuras, desérticas, donde ni las ratas se asoman, donde el amor miró para otro lado cuando las piernas se abrieron en portales, donde Dios y el Diablo jugaron al póker con las almas de unos simples seres humanos. El ruido de tacones, atenuado por los callejones, gritaba menos que la sonrisa pícara en el portal, invitando a subir a casa. Asentir con la cabeza mientras el corazón empieza a bombear sangre. El placer de lo simple. Hoy vamos a follar porque nos apetece, porque podemos, porque no tenemos ataduras, porque estamos vivos. 

Y del resto. Es historia. Entre gemidos y sudores, entre orgasmos y temblores, en el descanso del cigarrillo y la copa entre polvo y polvo. Y ver despuntar el alba, y los tímidos rayos de sol llamando a la puerta, con el cantar de los mirlos. Y el "no hace falta que te vayas" como una declaración de intenciones.

La intención de seguir repitiendo.


"Y como si una luz de freno le iluminase la cara, dio una última calada y sonrió sin decir nada" (Piezas).

lunes, 19 de julio de 2021

Alas negras

Pasé demasiado tiempo pegado al suelo, calzando unos zapatos de plomo que me autoimpuse, y que con el tiempo interioricé como parte de mí. Del peso se me combó la sonrisa, del cansancio se me doblaron los párpados y salieron ojeras negruzcas, del dolor se me agrió el carácter, de las heridas brotó sangre, que ya no sangran y ahora ni tan siquiera duelen. 

Pero...

Me han salido alas. Alas negras de plumas metálicas. Brillan al sol y cuando las bato, se tornan rusientes y cortan el aire. Y son esas alas las que me impulsan ahora, las que hacen que vea todo desde arriba y con perspectiva. Las que me han hecho inexpugnable. Las que cada noche me acunan y se convierten en una fortaleza impenetrable. Las que dolieron tanto al salir que creí partir mi espalda por la mitad. 

Las que me han hecho libre. 


"Este soy yo, terciopelo que araña tu piel, amargo a veces y otras soy la miel..." (Sôber)