jueves, 21 de febrero de 2019

Simple

Sentado en una azotea con los pies colgando, viendo el resto de la ciudad desde arriba, por el simple placer de sentir la inmensidad del vacío, con una cerveza bien fría al lado viendo atardecer. 

- La felicidad no es tan difícil de encontrar - pensé.

Sigo vivo, respirando. Soy capaz de ver, de sentir, hasta de cantar tremendamente mal. Si me pinchas sangro, si me cuentas algo gracioso río, o algo triste y lloro. Sigue habiendo canciones que son capaces de producir desasosiego en el corazón. Y momentos de rabia y de ira. 

Sigo teniendo la capacidad de amar, de querer a alguien, de ser capaz de dar hasta la última gota de sangre por dibujar una sonrisa en tu tez. Mantengo la ilusión, algo que las multinacionales se encargaron de vendernos prefabricado. Disfruto con las pequeñas cosas, como leer un libro mientras llueve y huele a petricor, de ver amanecer desde las montañas o de quedarme durmiendo hasta mediodía. Y si es contigo, lo disfruto más. 


"Soñarte fuerte y que la distancia que nos separa se vuelva imperceptible".

martes, 19 de febrero de 2019

Revólver

Tengo un bote debajo de mi cama de esos en los que se guardan todas las cosas importantes. Tiene una tapa a rosca metálica, de latón descascarillado, rayado por el uso y el desuso, por el paso del tiempo y del viento, por la lluvia y las lágrimas, que se tornaron ácido al ir madurando. Tiene el vidrio pulido y ya casi está opaco, y unas muescas en forma hexagonal adornando su cuello. Quizás antes de contener todo lo que guardo dentro, tuviera miel dentro, o anacardos, o caramelos de café y anís. 

En ese bote guardo todo lo bueno y lo malo. Corto tiras de papel finitas, y anoto las cosas que me pasan, intentando que, al menos haya cada día, dos cosas buenas por cada una mala. Son trozos de un disfraz, fragmentos de alma y corazón modelados en tinta y papel, con letra fea pero auténtica. Retazos de pasiones, fracasas y frustraciones, renglones torcidos de amores prohibidos, platónicos y casi irracionales. Escombros de decepciones, ruinas de deseos, de ganas de ser mejor persona o más cabrón egoísta, pedazos de esperanza por ver algo nuevo que comienza a crecer...

Y llegas tú, y en un abrir y cerrar de ojos, desenroscas la tapa, me dejas completamente desnudo delante de ti, y no sales corriendo aterrorizada. Me miras y sonríes y me das una caja de zapatos vieja, con las esquinas carcomidas. Intercambiamos miedos y alegrías, deseos y tristezas y quemamos en una hoguera todo aquello que fuimos mientras suena de fondo Revólver - Todo aquello que jamás seré.



sábado, 2 de febrero de 2019

Superheroine

De nuevo aquella barra, el Jack Daniels en el vaso con dos piedras de hielo, la mirada perdida, bajo las luces atenuadas, como la promesa que se hace después de un fracaso. Compartiendo mesa con el reflejo sobre un espejo, y hablándole y diciéndole todo aquello que jamás dije y que siempre quise gritar. Los impulsos más erráticos del corazón y más sinceros:

Como que tu ausencia pesa, que eres capaz de hacer que la distancia que nos separa sea imperceptible, que me falta el tiempo para abrazarte, que desprendes luz cada vez que sonríes, que te vistes de súper heroina cada vez que te enfundas el uniforme y también cuando te lo quitas, porque haces que las cosas sencillas sean tremendamente bonitas. Que eres como el sol y la lluvia en primavera, haciendo crecer todo lo que se rodea. Que te ves preciosa tras el cristal de las gafas, aunque te acompañen las ojeras violáceas y vistas pijama. Que me falta el tiempo par correr hacia tus brazos, los de mi persona favorita, allí donde encuentro refugio, allí donde puedo decir que estoy en mi hogar.


“Que mi hogar está tan lejos, como lo estés tú de mí...” (Gritando en Silencio).

viernes, 1 de febrero de 2019

Locos


No sé si el dolor es síntoma o castigo, o simplemente el recuerdo de saber que sigues vivo, o al menos respirando. Porque no es lo mismo vivir que respirar, ni gustar que sentir, ni tampoco amar que querer.

Sí. Como una mosca buscando la luz tras el cristal. La obcecación encontrar lo imposible, el deseo de ser algo totalmente diferente y una ecuación periódica como resultado.

El tapón de fibrinógeno sufre roturas, la herida supura, saltan los puntos de sutura. Vuelve a latir el enjambre de abejas, y pican, y duelen e inflaman. Y vuelve a correr el veneno por las venas, o quizás la tinta y la aguja, o tal vez el que corra sea yo, con el horizonte por destino, con una maleta llena de las horas de sueño que le debo a mi cuerpo y un desorden mental y orgánico que hace que la hipertrofia ventricular se anule, y vengan vértigos y vómitos entre hierros.

Me dijeron que en estos tiempos que corren, nadie quería arriesgarse a luchar por algo, que era propio de los locos, que era más fácil buscar algo que funcionara solo y abandonarlo todo a la primera.

Y por idealista, o por cabezón, o por los callos de las manos,
sigo tatuando cicatrices, una a una, en el lado izquierdo de mi pecho,
donde dicen las meigas que si apoyas el oído escuchas,
de vez en cuando,
latir el corazón de un loco.

Resultado de imagen de locos

"Y que cada día tenga que darle más la razón a mi tocayo, mientras tomamos una cerveza, y asiente con la cabeza cuando hablamos de la misma mierda cada día, porque aunque tres años nos separan, vemos la vida igual."