jueves, 30 de junio de 2016

Basura

Él extendió su mano y le entregó lo que quedaba de su corazón: ennegrecido por fuera, abrasado por las llamas de las pasiones pasadas, carcomido por dentro, por el veneno ácido del amor, roído por fuera, de los mordiscos incesantes de las ratas que lo devoraron cuando él lo tiró a la basura. 

- No tengo nada más que poderte ofrecer, sólo los restos que la vida dejó de mí, los hechos que el viento dejó después de arrastrar las palabras, y la seguridad que estaré ahí para combatir tus desvelos con caricias y besos.

Ella contemplaba atónita. Quizás el caviar y el champán le gustaban demasiado...


"Soy fui un formidable imprevisto..."



jueves, 23 de junio de 2016

Explosión

Disfruta del ensordecedor sonido de un corazón explotando.

El tiempo ha venido a tocar los cojones una vez más, recordándote cómo eras hace meses, o incluso años, y viendo, a través de los rebotes de un caleidoscopio con trozos de papel charol de colores, las vueltas que has dado en tu vida.

Por suerte, nada podrás hacer para volver atrás. No podrás soplar los rescoldos de las llamas intentando rebrotar algún ascua si sobre ella measte. Observa ahora, con una mueca de sonrisa torcida, cómo las ratas comienzan a devorarlo todo, y cómo las moscas acuden a por los restos pútridos y el aire se hace denso con el hedor que éste desprende.

Aún queda tiempo. Quedan doce segundos para que explote el mío.


"Anoche te quedaste durmiendo en las manos de un poeta" (Arri). 


miércoles, 22 de junio de 2016

De noche

Sálvame esta noche. Agarra mi mano con firmeza y tira fuerte hacia arriba. No dejes que me ahoguen los pensamientos, ni que los recuerdos me arrastren hasta las profundidades del querer. Abrázame fuerte. Amárrame a tus caderas, amórrame a tus pechos, encadéname el cuello con tus manos, atrápame en la oscuridad de tus ojos y despiértame con un beso.

Despiértame ahora, que he conseguido olvidar mis miedos y fracasos. O déjame dormir si sigues estando a diez mil kilómetros... porque en mi cuerpo siempre habrá un hueco para una cicatriz tan hermosa como tú.


"Si las entrañas hablaran jamás se convertirían en corazón" (Arri).


viernes, 17 de junio de 2016

Dorian Gray

Sereno, sentado, leyendo a Cernuda o escuchando a Sabina, moviendo con desdén la sacarina del café y vertiendo, una vez más, unas gotas al volcarlo en un vaso con hielo. A sabiendas que nadie sabrá el infierno que llevo por dentro.

Interpreta mi silencio como la más amarga y sincera de mis respuestas. No es tiempo, ni lugar, ni razón. Escucha cómo la madeja de mis pensamientos se va desenrollando poco a poco y cómo desde la tumba los sentimientos clavan sus uñas en el ataúd que los contiene. Y cómo se cosieron los descosidos, y de los pedazos de algo que se rompió sale la hermosa música del sonajero de un bebé.

El tiempo te desterró, como dijo Cernuda y como cantó Sabina...

"D... h... e... o..."

"Una vida, una muerte, un te quiero, un corazón titiritero..."

(Sharif - Dorian Gray)


domingo, 12 de junio de 2016

Dafne

Ella le miraba mientras conducía, se mordía el labio, se notaba empapada, se abría de piernas mientras clavaba su pupila en su perfil. Él la miraba y sonreía, con la mano en la palanca de cambios. Ella la puso encima y sonrió, y se desabrochó el botón del pantalón, se bajó la bragueta, y le guió. 

Posó su mano sobre su sexo, mientras él notaba cómo se empapaba por dentro. Palpaba con inexactitud, mientras ella exhalaba fuerte y cerraba los ojos, agarraba fuerte su mano contra sí. Quería más y ahora.

El coche se detuvo, tirando del freno de mano. Los cinturones saltaron como un resorte y se empezaron a besar. Agarrándose de la cabeza, destapando la pasión velada, atrapada durante los kilómetros de carretera.

Ella agarró por encima su miembro, y después le arrancó el botón de un tirón. Quería sentirlo suyo. Lo agarró con una mano y se reclinó. Pudo notar cómo la sangre bombeaba aún cuando se lo metió en la boca y cómo él aceleraba su respiración por el placer.

Él le bajó el pantalón, y empezó a masturbarla con un dedo. Podía notar cómo los flujos corrían por dentro. Le agarró por el pelo, parando la felación y le susurró al oído "Quiero follarte ya". Ella le miró y le besó. Sonreía entre dos luces bajándose los pantalones y las braguitas.

Se subió encima a horcajadas, y le besó con la sonrisa pícara de adolescente mientras agarraba su polla erecta y se la metía dentro. Le besó mientras le penetraba y empezaban a bailar un vals. El de los locos. El del sexo de quince minutos en un coche con un desconocido. El del riesgo y el placer. El de los gemidos. El de sentirse cerca, muy cerca, tan cerca que podrían acabar ardiendo, envueltos en llamas, o ahogados en sus propios flujos.

Un mordisco en el hombro, un beso en el cuello, un bocado en el lóbulo de la oreja y la perversión de sentir la respiración agitada del otro cerca de sí. Un placer inigualable y un orgasmo incontenido. El semen brotando y sus flujos adornándolo todo. El olor a sudor y a sexo sucio y apresurado.

Y después, quedarse, durante unos segundos pegados, reposando un cuerpo sobre el otro, pensando si podrían acostumbrarse a esa sensación a diario.


"Lo único que faltó por correrse, fue el tiempo..." (Arri)


miércoles, 8 de junio de 2016

Último vuelo

El corazón gritaba "corre" mientras la cabeza decía "espera", y una vez más, fue el corazón el que ganó la carrera, sin saber, que en la misma línea de meta comenzaba un agradable abismo. Un abismo en el que me he hundido más de una y más de mil veces, y al que parece que le he cogido cariño.

Mientras volaba por el aire, el corazón pidió, una vez más, perdón, y la cabeza, rencorosa fue quien espetó de nuevo un doloroso "te lo dije"

El suelo cada vez más cerca y la hostia cada vez más certera y seca. Lo único que me salvó de mi suicidio fue saber, que antes de lanzarme otra vez contra el precipicio, yo, ya estaba muerto.

"Acércate al oído, y dime, si conoces tú también ese abismo..." (Arri)


Yorick

Era como pasear por un cementerio a cielo abierto, o quizás, más bien, como aquellas catacumbas que visité en la ciudad de Roma alguna vez, pero en lugar de tener nombre y apellidos, tenían fecha y lugar, y a veces, incluso, vida propia.

No llegué a tomar ningún cráneo como el soliloquio de Hamlet. Simplemente me acerqué y los inspeccioné con detenimiento. No eran osarios de muertos, eran todos y cada uno de mis recuerdos, amontonados, sin un orden concreto más allá de la temporalidad de las cicatrices que habían causado.


"Las cicatrices nos recuerdan que el pasado es real" (Papa Roach). 


domingo, 5 de junio de 2016

Pasajeros

Algún verso olvidado de algún poeta olvidado me trajo desde el mismo confín del olvido un recuerdo verdadero y una sensación real y presente, mientras iba en metro.

Había recordado aquella extraña sensación, placentera, para qué engañarnos, de caminar juntos, a veces agarrados de la cintura, y otras con los dedos entrelazados. El sentir cómo el corazón bombeaba más fuerte cuando follábamos besándonos y mirándonos a los ojos, y cómo los flujos lo impregnaban todo, y aquél olor a sexo sucio y descarado al abrir la puerta de su habitación.

Ella no se dio cuenta, y me preguntó por qué andaba distraído.

- No es nada, quizás sea el metro, que me atonta.



"Y si la noche fuera nuestra..." (E. Villarreal).