domingo, 10 de enero de 2021

La nada

Quién diría que la transparencia y la opacidad son tan similares, si en realidad son todo lo contrario. Pero son convivientes en mis adentros. La transparencia refleja lo que se ve en mí: nada. La opacidad permite ver todo lo que hay en mí: nada. La nada lo es todo. Una llamada en silencio, un grito ahogado, si no es lo que dice, es lo que escucha. 

Nada es lo que me ha empujado a girar la llave de la puerta que cerré el viernes para salir fuera. Nada me esperaba en ningún sitio. Ni la nieve. Nada quise ver, ni tan siquiera mi rostro en el espejo. Nada entra ni sale por las ventanas. 

Y a la vez todo. He vuelto a experimentar la misma sensación que tuve a finales de julio. La de respirar hondo y soltar el aire entrecortado, el temblor del labio inferior y el notar cómo los ojos se humedecían. Notar un crujido más adentro de las costillas y tener que respirar por boca. Mirar hacia arriba, buscando una respuesta que nunca llegará... y obligarme a seguir viviendo.


"Estoy pensando en montar un parque temático, y en lugar de montaña rusa poner mi estado de ánimo..." (Piezas & Jayder - Retales).

viernes, 8 de enero de 2021

Sinner

La habré cagado una y mil veces y jamás me arrepentiré, siempre que la mierda me haya salpicado únicamente a mí, pero si hay algo que sí me quita el sueño es saber que mis actos han hecho daño a alguien que aprecio. Esa sensación visceral que sube como una serpiente desde las entrañas por la boca y que te hace vomitar bilis que se transforma en dolor de cabeza y mareos, en escalofríos que te retuercen los intestinos y que te difuminan cuando te miras en el espejo. 

Convertirse en el ser más impertinente del mundo, elegir el peor día, el peor momento, el peor lugar, las peores palabras... y hacer daño a quien más quieres.

Intentar relativizar nunca tuvo mayor sinsentido, ni incapacidad propia, ni posibilidad de abstracción. El dolor ha tocado en la puerta y la he abierto de par en par, invitándole a pasar, y lo que es peor, dándole la dirección de mi otro corazón.


"Y rómpeme los ojos para verte, he madrugado sin olvidar quererte,
siempre improviso... cuando me llega la muerte" (La sombra del grajo - Para siempre todavía)


domingo, 3 de enero de 2021

Tahúr

 Han venido a mi mente los recuerdos de un antaño no tan lejano, el sonido de los cristales rotos y el reflejo del sol veraniego sobre ellos, donde llegué a un lugar extraño y me senté en el suelo a esperar. Donde miraba con anhelo el vacío, intentando fundirme con él mientras sonaban colaboraciones de Kutxi Romero y una gruesa capa de sal cubría todas y cada una de mis heridas, abiertas y relamidas. E intentando relativizar he subido la música para no escuchar mis pensamientos golpeando los barrotes de mi mente haciendo un ruido infernal. 

Ponerme la camisa para ser un desencanto encantador, un trilero de sentimientos, un tahúr de emociones, una mentira poco cuajada que sonríe al espejo mientras por dentro está hecho pedazos y que huye del sufrimiento mental refugiándose en el dolor físico. 


"Supo amarga la verdad, llueve negro, suenan campanas..." (Déjà vù - Natos & Recycled J).



viernes, 1 de enero de 2021

Pareidolia

 Estoy sentado en el taburete con una taza de café en las manos, que desprende humo y aroma, la calidez que transmite no se expande por los pies. Tengo la cabeza a diez mil revoluciones por minuto y la mirada vacía. Estoy de cuerpo presente pero no de mente. Ésta está en algo parecido a Vietnam, hay explosiones y napalm, o tal vez un cuadro de Goya, "Duelo a garrotazos". O dos lobos luchando a muerte.

Rostro duro, pétreo, casi de rigor romano, mirada mate, imperturbable a los golpes que propina el del lado izquierdo del pecho. Vacío. Perdido en una vorágine de pensamientos, o siendo arrastrado por ellos. Observar al pared del patio interior, una mancha o un desconchón, y entre la pareidolia o la psicodelia, ver cómo se va dibujando un tiburón blanco. 

Escuchar el silencio riendo a carcajada mientras me susurra al oído las preguntas más incómodas que jamás nadie me hizo, siendo el mismo silencio quien las contesta. Suspiro y bajo la mirada al café. Solo, oscuro y amargo. Un trago y medio. Y dejar que toda esa oscuridad tome forma de gólem y comience a deambular por todos los pasillos de la memoria.