lunes, 19 de abril de 2021

PTSD

 Hay veces que la tenaza se aprieta alrededor del dedo, la soga del cuello, la losa sobre el pecho. Pesan las piernas, cuesta respirar. Se entremezclan las emociones, la rabia, la tristeza, la ira, el desaliento, la angustia. Ese momento de gritar o de romper a llorar. El momento del crujido. Cuando notas que el corazón se resquebraja una vez más, como la hojarasca en otoño bajo tus pies o la escarcha de los charcos helados en pleno mes de enero. 

- Pensaba que no podría romperse más -pero me equivocaba-. 

Me ha vuelto a dar un brinco, un vuelco, un shock. Una descarga de trescientos watios o la hoja de una mariposa incrustándose en él. Mis sinapsis neuronales no lo han aguantado y casi colapso. Me he sumergido unas cuantas horas en un estado catatónico, casi vegetal, bloqueado, viendo la realidad en diferido y comprendiendo con retardo. 

- Es tan corto el amor y tan largo el olvido -escribió Neruda-.

Y hacer un ejercicio de autoconvencimiento infructuoso para olvidar, porque pesan las horas, los días, las experiencias y la intensidad de la mismas. Hay una cicatriz que guardo con cariño y que beso todas las noches que lleva tu nombre.


"Aguanto, ¿sientes algo todavía? Le dije que la quería no que no la olvidaría...

[...] Los nobles aprenden a golpes, fuimos niños, seremos hombres...".





viernes, 16 de abril de 2021

Oración

Hace días que he pasado por una dura crisis existencial. Posiblemente porque se hayan juntado el cansancio, las marañas de pensamientos que urden ovillos de sinsentidos, las horas sin ver el sol, la bajada de temperaturas, las prisas diarias que no te dejan respirar y una larga lista de autoexigencias por cumplir. Ante tanta adversidad aparente, lo único que me sale es tumbarme en la cama y quedarme en silencio mirando el techo. Quizás para frenar en seco o tal vez sea que mi cerebro ha decidido autoprotegerse de sí mismo, aislar esa parte de la personalidad que te aprieta y te empuja, que te fuerza a límites insospechados, y que, a veces, te hace mejorar. 

El cuerpo me pesa, el alma, aún más. Muchos días me destrozo a nivel físico por no pensar que ya lo estoy a nivel psíquico. Otros, sólo quiero descansar, arroparme cabeza y todo, bajar la persiana y que le den por culo al mundo. Escucho los alaridos de la jauría de pensamientos y emociones. ¿Merece la pena? ¿Seré capaz...? Intento subir el volumen de la música e ignorarlos aún a sabiendas que es cuando más necesito un abrazo y un "todo saldrá bien", y que a mis plegarias sólo responderá el eco de mi voz en los cuarenta y cuatro metros cuadrados que habito. 

Mañana saldrá el sol. Lo necesito.



lunes, 12 de abril de 2021

Huir

Perderse por los paisajes de mi mente es encerrarse en el laberinto con el Minotauro. Un bosque de pensamientos y emociones que cada uno de los días ha ido dibujando, y que, a la vez, esos días han ido retorciendo y encombando, entrelazando y enmarañando, haciendo de ellos un castillo inexpugnable. Suena el martillo y el yunque, saltan las chispas, se restaura la armadura, se entrelazan los anillos de la cota de malla, se remachan los escudos y se templan las espadas. 

Emprendí la huida hacia adelante. Al galope. Corazón equino, semblante serio. Y en la mirada ascuas humeantes que esperan ser azuzadas por el viento del norte, y frío en los labios y en las manos al detener la marcha durmiendo en oscuras vaguadas, en cañadas lóbregas, en cárcavas malditas, acunando pesadillas y sabiendo, que cada noche hay, desde lo más profundo de mi pecho, una habitación con vistas al mismísimo infierno.






lunes, 5 de abril de 2021

Viaje a Éfeso

Decían los griegos que no te bañas dos veces en un mismo río. Que la vida es ese río. Y yo me reía. 
Me he desadaptado. Ya no reacciono a tiempo al constante cambio, había hecho mis planes, imaginado futuros, me pilla a contrapié, tumbado en una hamaca en una playa de Jamaica. Todo se transforma. Mi cabeza ahora es Beirut. Había pensado y decidido, había creído ser capaz de abrir lo ojos y una puerta al cambio, necesario, para progresar, y es ahora cuando el futuro cierra la puerta delante de mí, recurriendo a la inviolabilidad domiciliaria. 

Una maza y un ariete. Una carga de apertura. Una rosa con espinas. Un hasta luego que se escribe con lamentos. Darle la vuelta a la puerta y bajar los escalones que llevaban hasta tu corazón. Salir a la calle y bajar la mirada -este momento me suena-, ponerme los cascos escuchando canciones que no hablen de ti. Dormir en pelotas, que me arrope el frío y la soledad me folle tan duro que pierda el conocimiento, que tenga resaca de sentimientos al despertar, y que para ir a trabajar mezcle cafeína con pastas.
"Y es que combino tan bien mi carisma y el dolor..." (Natos, Waor, Recycled J).

jueves, 1 de abril de 2021

Siete Quizases

 El viento trajo nubes negras hasta mis orillas, dejé de ver mi sombra en el suelo, miré hacia arriba e inspiré. El olor a tierra mojada, el frescor de la humedad con los veinte grados que hay fuera, marcharme lejos, casi en un viaje astral. Estoy sin estar, soy sin saber si soy o no, tengo una extraña sensación de estar dando tumbos por el mundo, de no haber encontrado mi espacio.

Hoy miraba por la terraza del séptimo piso del ático, veía aquellos montes y no los reconocía como míos. Desarraigado, apátrida, sin Dios, sin Rey ni bandera. Y pensaba, que quizás era más feliz cuando llamaba hogar a tus brazos, cuando la sensación de ser rico y afortunado era únicamente verte amanecer, cuando no había enfermedad que no curase un abrazo.

Un nudo en la garganta, un parpadeo y una mueca de dolor a la que acompaña un suspiro. Gesto duro, apretando labios y puños, cara de mala hostia y un puñetazo contra la pared. Al igual hubiese sido mejor golpearse el pecho como si quiera partirlo en dos. Supongo que será la ignorancia de no saber o la sapiencia de saberse ignorado, o desdibujado, o roto. Como un sonajero de sentimientos.

Quizás me equivoqué. Quizás me volví a equivocar. Quizás sobran quizases, o lanzas en el costado.  Quizás el silencio grite fuerte. Quizás me odie. Quizás me quieras. Quizás la nada o el todo.