martes, 9 de febrero de 2016

Vendrás

Vendrás.

Cuando las paredes de mi habitación estén a dos centímetros de aplastarme el pecho y hacer que deje de respirar. Cuando el techo se niegue a ser comido cada noche y me cante una nana antes de quedarme dormido. Cuando se huela la sangre, cuando se escuche el estallar de los huesos y el rasgarse la carne.

Vendrás cuando este corazón grite libertad.

Vendrás cuando el aire no me falte. Cuando las estrellas del firmamento colapsen y exploten. Cuando cambie el arrullo del viento por una canción de rock. Cuando deje de pedir deseos soplando pestañas, cuando lo único rojo que quede del corazón sea el interior porque el resto haya encallecido.

Vendrás a joderme en el peor de los momentos.

Y resucitarás un holocausto de sentimientos, un huracán de suspiros, un vendaval de emociones marchitas, un manantial de versos desterrados, un latir desacompasado y un infarto cerebral, porque él ha sido el único que me ha mantenido vivo hasta este momento.

Ahora, el que se marcha soy yo...

Caminaré desnudo, dejando atrás todos mis pensamientos, mis sueños, mis esperanzas desfiguradas y mis errores cometidos, esos que de ser capaces de borrar sería capaz de repetir.


Caminaré. Solo. Libre. 

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