Sólo quien mire a los ojos y vea el infierno que se desata
en ellos cuando cae la noche. Sólo quien pase las yemas de los dedos por encima
de cada una de las cicatrices y sepa leer la piel. Sólo quien respire el mismo
aire y sea capaz de guardar tu olor en el rincón más íntimo de la memoria. Sólo
quien sepa porqué saben a cerveza o a tequila los besos, o porqué a menta y
hierbabuena. Sólo quien sepa dormir cuando el corazón monte un escándalo de
doscientos veinticuatro mil setecientos tres decibelios. Sólo quien lea los
gritos ahogados de una despedida. Sólo quien sepa apreciar la fuerza de un
abrazo, el valor de un beso y la extraña sensación que tienen dos manos que se separan
por un tiempo pero que querrían pasar la eternidad juntas.
Sólo quien entienda que siempre hace más el que quiere que
el que puede, que la distancia es un pequeño bache, que nuestros trajes de
carne una mera circunstancia y que la perfección es única para cada uno de
nosotros.
Sólo será ella.
A la que no despediré con un beso en la frente y un "Que tengas suerte", sino con uno en la boca y un "Te veo en unas horas".
A la que no despediré con un beso en la frente y un "Que tengas suerte", sino con uno en la boca y un "Te veo en unas horas".
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