Hoy, que ya es de noche y han pasado las doce, y que
oficialmente es el día 14 de febrero, es decir, el día de San Valentín, o de
los enamorados, o el día que mi madre hace caja vendiendo rosas o el que se les
pone dura a los dependientes del Corte Inglés, puedo decir, sin lugar a dudas,
que es mejor estar solo.
Yo siempre fui más de amar en silencio, con gestos y
detalles, con velas e incienso y pétalos de rosas, de comer(te) con chocolate y
canela, de desayunar(te a) besos y sexo con legañas.
Y de subir pocas fotos al facebook, no cambiar el estado, ni
proclamar a los cuatro vientos amor eterno, porque lo eterno sólo dura un
momento.
Es mejor amar en silencio, despacito y bien, que tirarse horas
borrando resquicios y rescoldos y sacudiendo cenizas de algo que provocó una
tormenta de fuego.
Feliz San Valentín, de un gilipollas a otro.
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