Puede que la vida sean trenes que decides coger o dejar
seguir, de los que decides saltar o permanecer en ellos, los que puedes ver
llegar felizmente a su destino o descarrilar a más de trescientos kilómetros
por hora.
Los hay de cercanías, de largo recorrido y algunos
especiales, como el transiberiano. Los hay en los que puedes dormir y otros en
los que sólo podrás permanecer unas horas. Otros sólo te servirán para hacer
trasbordo entre estaciones.
Supongo que a las personas nos pasa lo mismo. La única
diferencia es que siempre nos preguntaremos si el tren del que saltamos en
marcha llegó a su destino o descarriló.
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