Después de haber estado follando un par de horas, en un
breve impasse entre el segundo y el tercero, se ha quedado dormida sin
quererlo, abrazada a mí. La respiración calmada, el sudor de su piel secándose
y la tranquilidad reflejándose en su cara.
Yo he cerrado los ojos un momento y mi cerebro se ha puesto
a dar vueltas medio loco, después me he incorporado lentamente y me he vestido.
La he visto dormir un par de minutos y me he ido sin despedirme.
Quizás mañana me eche de menos, o quizás se alegre, o
extrañe sólo el calor de mi cuerpo. Quizás mañana se dé cuenta de que no siempre
uno puede tener lo que quiere, ni quiere lo que tiene, que a veces la
diferencia entre el placer y el dolor es una delgada línea, y que lo que uno
desea muchas veces no es, ni por asomo, lo que uno necesita.
"No son molinos, son gigantes... No son gigantes, son
mis miedos"
(Arri)
Tarde o temprano, todos entraremos en la afrenta con nuestros miedos. |
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