domingo, 10 de abril de 2016

Qvixote

Después de haber estado follando un par de horas, en un breve impasse entre el segundo y el tercero, se ha quedado dormida sin quererlo, abrazada a mí. La respiración calmada, el sudor de su piel secándose y la tranquilidad reflejándose en su cara.

Yo he cerrado los ojos un momento y mi cerebro se ha puesto a dar vueltas medio loco, después me he incorporado lentamente y me he vestido. La he visto dormir un par de minutos y me he ido sin despedirme.

Quizás mañana me eche de menos, o quizás se alegre, o extrañe sólo el calor de mi cuerpo. Quizás mañana se dé cuenta de que no siempre uno puede tener lo que quiere, ni quiere lo que tiene, que a veces la diferencia entre el placer y el dolor es una delgada línea, y que lo que uno desea muchas veces no es, ni por asomo, lo que uno necesita.

"No son molinos, son gigantes... No son gigantes, son mis miedos"

(Arri)

Tarde o temprano, todos entraremos en la afrenta con nuestros miedos.



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