miércoles, 13 de abril de 2016

Ícaro

Ella me dijo que el amor era una cárcel, que era ponerle barrotes a una vida llena de luz y libertad, que era encadenarse a alguien y condenarse a cambiar, que estaba segura que cercenarían sus alas a la más mínima oportunidad, y que le impondrían yugos y grilletes con sabor a monotonía.

Yo me encogí de hombros y la miré a los ojos con comprensión.

Y le dije que quizás, su problema no fuera el amor en sí, sino quién y cómo la habían amado. Que no era renunciar a la libertad, sino compartirla. Que no era cercenar sus alas, sino limpiarlas y encerarlas. Que quien te ama lo hace más por tus defectos que por tus virtudes...

Que los grilletes y los yugos serían un espejismo si decidía volar agarrada a mi espalda...

"Sólo hay algo superior al placer de contradecir a tu razón,
el dolor al reconocer que tú te equivocabas".

(Arri)


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