Me pasa prácticamente cada noche. Apago las luces y parece
que se encienden los pensamientos, o, al menos, se aceleran. Es como si el
cerebro no asumiera que es hora de descansar y no pensar en nada.
Me quedo mirando el techo. Resolviendo mentalmente todos y
cada uno de los problemas del mundo. Mi mundo, para ser exactos. Hasta que en
un momento explota todo y se apaga. Noto como se me adormecen las manos y se
cierra el telón hasta mañana.
Y casi por error, en lo efímero de un sueño, he visto unos
ojos que me miraban desde detrás de un libro...
"Por suerte y desde hace algún tiempo, mis insomnios
carecen de nombre y apellidos..."
(Arri)
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