miércoles, 27 de abril de 2016

Nocturno

Me pasa prácticamente cada noche. Apago las luces y parece que se encienden los pensamientos, o, al menos, se aceleran. Es como si el cerebro no asumiera que es hora de descansar y no pensar en nada.

Me quedo mirando el techo. Resolviendo mentalmente todos y cada uno de los problemas del mundo. Mi mundo, para ser exactos. Hasta que en un momento explota todo y se apaga. Noto como se me adormecen las manos y se cierra el telón hasta mañana.

Y casi por error, en lo efímero de un sueño, he visto unos ojos que me miraban desde detrás de un libro...

"Por suerte y desde hace algún tiempo, mis insomnios carecen de nombre y apellidos..."

(Arri)


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