martes, 29 de marzo de 2016

Deshielo

Todo empezó con una mirada y un gracias...

Un bestia dormida despertó y empezó a dar zarpazos y dentelladas por dentro. Intentando liberarse de la cárcel del piedra que el invierno le había impuesto. Rugía. Intentaba despertar al inquilino de aquella prisión de hielo y hierro.

Golpeaba con violencia las paredes de la pequeña habitación donde permanecía recluido. Quería escapar. Lo necesitaba. Cada vez más violento. Sus ataques parecían ir desmoronando, poco a poco, aquella celda de castigo en la que había sido encadenado por querer ir demasiado lejos y demasiado deprisa. Por haber sido demasiado audaz y valiente, y por creerse con derecho arreglar el mundo. Su mundo. La nada.

Por apostar a perder, y ganar. Por no rendirse hasta tropezar.

Por eso su peor bestia dormía bajo llave, dentro de un calabozo del que se acabaría escapando... porque su bestia era todo corazón.



"Cuando llegue la primavera guardaré mis miedos bajo llave y llevaré mis recuerdos al desierto de la memoria..." (Arri)

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