Esta noche, mientras intentaba hacerle el puente al enésimo
corazón de mi vida, han llegado ladrando y con sus luces y sirenas, mis miedos
a buscarme.
Me trincaron con las manos llenas de sangre y las ganzúas en
la mano. Cuando ya parecía que arrancaba a latir.
Hubiese sido bonito que ese corazón hubiese sido el tuyo, y
que latiere, y que no me llevaren esposado al juzgado, acusado del delito más grave
del mundo:
Robarte el corazón.
"Supongo que los
milímetros se inventaron para medir la distancia máxima que debe haber entre tu
cuerpo y el mío".
(Arri).
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