jueves, 24 de marzo de 2016

Delincuente

Esta noche, mientras intentaba hacerle el puente al enésimo corazón de mi vida, han llegado ladrando y con sus luces y sirenas, mis miedos a buscarme.

Me trincaron con las manos llenas de sangre y las ganzúas en la mano. Cuando ya parecía que arrancaba a latir.

Hubiese sido bonito que ese corazón hubiese sido el tuyo, y que latiere, y que no me llevaren esposado al juzgado, acusado del delito más grave del mundo:

Robarte el corazón.



"Supongo que los milímetros se inventaron para medir la distancia máxima que debe haber entre tu cuerpo y el mío".

(Arri).



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