domingo, 6 de marzo de 2016

Casualidades

Fue bastante extraño, como acabar de conocer a una persona con la que llevas hablando cinco minutos y tener la sensación de conocerla de toda la vida. Serán casualidades. O el destino. O la astrología, con la alineación de Venus y Marte o la explosión de alguna estrella.

O quizás no fuese una estrella, fuesen las cinco que llevaban los tercios de cerveza. Como una certeza inaudita que el viento grita a pleno pulmón. Como la necesidad de dos animales en celo que necesitan calor para pasar el invierno. Como la misma esperanza que llevaban buscando desde hacía ya varias lunas y muchos lunes.

Se estaban despidiento en la puerta de aquel bar con un abrazo, las manos entrelazadas y kilos de complicidad en la mirada:

- Me tengo que ir, es tarde ya.
- Quizás te conviertas en calabaza en cinco minutos - dijo él sonriendo.
- Es posible. Entonces tendrás que elegir entre un beso o un zapato.
- Me quedo con el zapato.
- ¿No quieres el beso?
- No es que no lo quiera, es que así tendré que verte mañana de nuevo.

Ella se abrazó a su cuello y le besó.

- Apunta mi número y llámame mañana.


No se habían dado cuenta, pero en la barra de aquel bar estaba yo, el cabrón de Cupido, con mis rizos y mi arco, dispuesto a disparar otra vez al corazón, sin compasión ni remordimientos. 


"La vida está llena de bonitas casualidades..."

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