- No te quepa la menor duda de que te quedas en la corteza.
Yo lo conozco bien y te puedo asegurar que no es así.
No es sólo físico, también es un cerebro. Es de los pocos
que quedan, es especial. Es buena persona, dulce, tierno, detallista, un
encanto. Sé que puede parecer borde a primera vista, y es verdad que hay veces
que lo es, pero merece la pena conocerle. Yo sé cosas que él ha hecho... que no
se las he visto hacer a nadie. Es genial. Diría que es tan jodidamente perfecto
que es irreal.
- Ya pero yo...
En ese momento me giré de la silla, agarré la cerveza con
soltura, y antes de echar un largo trago les dije a aquellas dos chicas:
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