sábado, 6 de noviembre de 2021

Amores perros

A menudo escucho esa pregunta recurrente y manida, "¿Tú prefieres perros o gatos...?", que busca una especie de respuesta absoluta y extracorpórea, como tratando de encontrar una conexión sideral a través de los animales. ¿Por qué no un hurón? ¿O una tortuga? Jamás tuve mascota, propia, al menos, si bien conviví con animales, de dos y cuatro patas, y sin duda alguna, respondería que definitivamente sería un perro, como un dogma de fe. 

Ahora mismo, puedes verme atemorizado en un rincón, casi meándome encima, viendo una mano acercarse. No me malinterpretes. No sé si me vas a pegar una hostia o no. Sólo sé que las anteriores a ti lo hicieron. Por eso no mantendré la mirada, ni te miraré fijamente. Lo haré de reojo, buscando una salida cuando el bofetón llegue. Tengo miedo ante tus pasos, que, decididos, avanzan hacia mí. Después, has bajado hasta mi altura y me has tendido tu mano. Casi entro en pánico, pero al final, no me ha golpeado. Se ha quedado quieta a unos centímetros. Yo me he girado y la he olfateado. Desprendía un olor maravilloso, a mujer y a cariño, y me ha recordado al mismo dolor que sufrieron mis costillas. Has posado tu mano sobre mi rostro, acariciándome con el dedo pulgar, como esa sensación que casi había olvidado, mirándome a los ojos, transmitiéndome confianza y paz. Creo que has notado cómo mi espíritu cambiaba, un poco, y te miraba obnubilado. Sonreías. Estabas preciosa, con tu pelo largo y negro, esos ojos penetrantes y labios carnosos. Posaste tu mano en mi pecho, rascándome, y me dijiste "¡Vámonos de aquí!", y yo, no sé muy bien porqué, decidí dejar mis miedos aparcados y correr a tu lado. 

Claro que somos ese perro, porque no importa los palos que hayamos recibido, nunca nos negaremos, aunque al principio desconfiemos, a encontrar de nuevo ese cariño que nos haga volver a sonreír. 


"A veces, estamos esperando una hostia que no sabemos si algún día llegará..." (Arri). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario