El noveno mes del año siempre me trae un halo de melancolía, como si el año acabara y empezara aquí. Y muchas veces, ha sido así de facto, empezaba el nuevo curso, o una nueva etapa, o se acababa la temporada deportiva, tal vez empezara a hacer frío, o la rutina volviera a llamar a la puerta.
Melancolía, incertidumbre, épocas de empezar caminos nuevos, de abrir libros y cerrar otros, o de seguir añadiendo a páginas a nuestra propia historia. Podría mirar hacia atrás y ser capaz de reír y llorar al mismo tiempo, pensando, mientras abrazo los recuerdos: "¡Joder! ¡Eso lo he vivido!". Secarse los ojos y mirar hacia adelante, al futuro, con la ilusión de un niño el día de Reyes.
Y aprender de los errores, de las cicatrices y los desconchones del alma, de las noches en vela, de esos putos recuerdos que vienen sin querer y que se clavan como facas en lo más profundo de mi ser, como un castigo humano, como la propia tortura que me autoimpone la sinrazón por haber amado con fe ciega, por haber entregado todo desde el primer momento...
Por haber creído que existían las más absolutas y maravillosas coincidencias.
"And run away before I know,
my heart is just too dark to care
I can't destroy what isn't there"
(Slipknot - Snuff)
No hay comentarios:
Publicar un comentario