Apagarlo todas las luces. Poner música de fondo. Encender una cerilla y prender una vela. Quedarme obnubilado mirando la cera derretirse.
- ¿Qué pasa? ¿Cómo estás?
- Estoy y respiro.
- Ya, porque si no serías una piedra. Me refiero a que cómo estás de verdad.
- Bueno...
- Ya vas digiriendo el sentimiento de culpa absurdo que te ha estado comiendo durante tres días... ¿o no?
- Algo así, pero sigo sin entender por qué lo tengo.
- Es sencillo. En el fondo tienes orgullo y te lo han dañado.
- No, creo que no es orgullo.
- Es orgullo, porque si no, no hubieses lo hubieses desarrollado. Te sientes como un gilipollas porque has dejado que jueguen contigo, y, te guste o no, te habías ilusionado.
- No sé si es eso exactamente, pero se le parece.
- No pasa nada, te has creído lo que te han dicho, palabras bonitas que escondían veneno y te han entrado hasta el fondo. De ahí que tengas ese hastío interior ahora mismo.
- Creo que esto me pasa por ser demasiado bueno, o quizás que soy imbécil, simplemente.
- Tampoco te machaques. Actuaste como consideraste oportuno, elegiste, pero eres humano y te puedes llegar a equivocar. No hay nada raro.
- Ya, pero quiero cambiar, convertirme en un hijo de puta y que estas cosas no me pasaran.
- ¿Y qué sacarías en claro? Ibas a ser un puto infeliz.
- Sufriría menos.
- A la larga, más. Mira, llevo observándote tiempo, no eres malo y no conseguirás serlo por mucho que te lo propongas. Sé sincero, ¿serías capaz de cambiar y asumir todas las consecuencias?
- Creo que no.
- ¿Por qué?
- Porque tengo miedo de portarme como un cabrón justo con la única persona que no se lo merece.
- ¿Aunque no la conozcas y no sepas si va a ser así?
- Aunque sea así...
- Ahora entenderás lo que te decía. Sé todo lo que se te ha estado pasando por la cabeza durante los últimos días. Sé de todas las disyuntivas en las que has estado, los condicionales que te has estado planteando. Todas las realidades paralelas que no se van a cumplir, tus pensamientos de venganza y odio. Y siento decirte que no eres así. De hecho, lo que tienes ahora es un sentimiento de decepción. Decepción contigo mismo, porque has sido capaz de creer y de caer, otra vez, de ahí esa desesperanza, y ves de lejos un punto lleno de dolor.
- Necesito más aplomo para algunas cosas.
- Lo único que necesitas es perdonarte a ti mismo. Has desatado una guerra interna, contigo mismo. Te odias. Has perdido la paz mental que tenías, tu equilibrio, la templanza, aunque ahora la estás recuperando poco a poco.
- Y no creerme las cosas de entrada.
- ¿Sabes...? Creo que ese tampoco es tu problema. Eres así tío, y es cuestión de tiempo que des con tu alter ego. Pero como te decía, primero tienes que perdonarte a ti mismo. ¡Ah! Y sobre lo otro, ¿qué te dice la experiencia sobre las segundas oportunidades?
- Que nunca fueron buenas.
- Bueno, y si fuera al revés, y tú te dieras cuenta de la cagada que hiciste, ¿querrías otra oportunidad?
- No creo que me atreviera a pedirla, por decencia y porque sé que con las ilusiones no se juega.
- Y lo sabes tú, que tienes el corazón en obras permanentes, en una continua destrucción y reconstrucción. Pero la pregunta es sencilla ¿sí o no?
- No lo sé.
- Sí lo sabes, otra cosa es que tengas miedo a decirlo. Y tú lo aplicas en tu vida. Siempre has dado segundas oportunidades. Hasta a la gente que te ha fallado.
- No es lo mismo.
- Es lo mismo y lo sabes, ¿o empiezo a sacar nombres?
- Cabrón.
- Asúmelo. Te guste o no, hay algo de fe en la humanidad por gente así.
- O sea, que me estás diciendo que al final mi vida se resume en ir abrazando al dolor, hasta que deje de doler...
Se encogió de hombros y sonrió.
- Hemos tenido suficiente por hoy.
Volvió a sonreír y de su pecho comenzó a salir una luz blanca tan brillante que casi cegaba, que se iba haciendo más y más grande.
Y volví a la conciencia de la vela de nuevo, aunque no era exactamente igual, ahora se mostraba azulada con una llama verde, y aromas de lima y menta.
" ¿Y ahora dónde estás? Mi ángel de la guarda" (Recycled J ft Aleesha)
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