martes, 10 de mayo de 2016

Instintos

Un gesto tan inocente como estar en el metro y agarrarte el culo con las dos manos, y acercarme despacio por detrás para decirte al oído: "Tengo unas ganas locas de follarte", provocará en ti un tremendo escalofrío que recorrerá tu espalda entera y hará que se erice todos y cada uno de los poros de tu piel.

Esas palabras que hacen que el corazón se desboque, que las manos y piernas tiemblen, y que empieces a sudar. Todavía quedarán tres paradas hasta casa, pero desearás que mis manos recorran tu cuerpo, aunque sea por encima de la ropa.

Después me mirarás a los ojos y serás capaz de leer todas y cada una de mis fantasías y perversiones, y me besarás, intentando que yo traduzca las tuyas. Y volverás a besarme, por si no me quedaron claras, en el ascensor, justo antes de subir a tu casa, donde te empotraré dentro y se desatarán nuestros instintos más primitivos.


"El defecto de éste romántico pervertido fue querer cumplir sus fantasías únicamente contigo..." (Arri)


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