lunes, 16 de mayo de 2016

Helado

Cuando te vas haciendo viejo (o mayor) te vas dando cuenta de lo fácil que era la vida cuando eras un crío porque te percatas de lo duro que puede ser llegar a tomar a una decisión, y afrontar las consecuencias que se derivan de las mismas.

Lo bonito que es equivocarse y lo que duele aprender a base de golpes.

Y también aprendes que cada golpe deja una cicatriz, y que cada cicatriz se puede leer, y que de esa lectura puedes sacar una enseñanza.

Lo irremediablemente adictivo que puede llegar a ser hacer lo contrario a lo que te dicta la razón y lo doloroso que es admitir ese error.


"Me di cuenta que ya no era un niño cuando tuve que elegir el sabor de mi batido de helado..." (Arri). 


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