lunes, 18 de julio de 2022

El Abismo

 Sentado desde la cornisa y con los pies colgando, viendo la oscuridad de mi calle, sólo interrumpida por los neones del hotel de enfrente. No hay guiris borrachos gritando por la calle, algún hijo de puta haciendo rally por las calles contiguas, posiblemente etílico y puesto hasta el culo. Miro a la luna, en un grito ahogado, intentando que me mire y que me cante una nana, o que me dé un consejo. 

"Creo que he petado". Así comenzaría mi credo. Demasiado estrés mantenido durante demasiado tiempo. Hay buitres sobrevolando mi cabeza y hienas que siguen mi rastro. Un monstruo que habita bajo la piel, que te atenaza en cada paso, que hace que tiembles en cada puta decisión, que te carcome por dentro, que te desfigura el rostro. Que hace que falles una vez tras otra, como una serie de catastróficas desdichas no aleatorias. 

Y me he sumergido en esa espiral, nadando entre las pulgas del perro flaco, queriéndome menos, odiándome más, asqueado de todo y de todos, respondiendo con un "bien" cuando quieres decir un "mal", sin saber la puta razón de este sinsentido. Estoy sin estar. No soy mi cien por cien, ni tan siquiera un sesenta. Me he hecho pequeñito, sin saber porqué. Y malo. Haciendo daño a quien me importaba. Ni reencontrarme con mis raíces me ha salvado. 

Como el cuadro de Picasso, con el barro hasta las rodillas, a hostia limpia a garrotazos contra mí mismo, en medio de una crisis existencial.


"Un día empiezas a rezar sin creer
A besar sin querer, a pesarte
Y pensar en salir a correr
A quererte mal, por querer verte bien"



No hay comentarios:

Publicar un comentario