No me cuesta reconocer que tengo miedos por superar y entre ellos está la noche. No le temo a la oscuridad, ni a los bandidos, ni a los ruidos, ni tampoco al vacío de mi cama que se viste de frío.
Solo le temo a intentar dormir y que aparezcas, como otras tantas noches en mis duermevelas, y que te acomodes en mi pecho pidiendo dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario