Probablemente no encuentres ningún motivo para verle así, pensarás que se ha puesto de tripis, o que la vida aún no le ha dado los palos suficientes como para perder la sonrisa, que es un consentido, que todo en la vida la ha ido rodado, que seguro que no sabe valorar lo que tiene porque no ha luchado por ello.
Y te equivocarás.
Él es de los que se levantan mirando al cielo, dando gracias por seguir vivo, por poder respirar. De carácter regio y afable, de los que saben qué es el sacrificio y el luchar hasta el último aliento. De los incansables, que no invencibles. De los que prefirieron ver su codo quebrado antes que sus promesas rotas. De los que toman aire antes de entrar a casa y girar la llave, dejando los problemas tras de sí. De los que se pintan su mejor sonrisa cuando por dentro, sólo las lágrimas alicatan sus sentimientos...
Un brindis por los tíos como él.
"Que te luzca, siempre una sonrisa..."
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