¿Y si todo fuera mucho más simple de todo lo que me habían explicado antes? ¿O de todo lo vivido? ¿O de los clichés y estereotipos impuestos por la sociedad y la telebasura? ¿Y si la sinceridad siguiera existiendo? ¿O la bondad?
Ni tan siquiera los ojos del brujo fueron capaces de resistir sin sucumbir, y dentro de su alma pétrea, notó como un silencioso grito derrumbaba todos sus muros, partía sus corazas y derretía las murallas de puro hielo que rodeaban su corazón. Un alarido de voz sedosa y cálida que le hacía replantearse toda su existencia, que creaba certezas y respondía a sus preguntas, que removía sus entrañas, y que hacía que olvidara el dolor pasado mientras la miraba a los ojos.
"Que quiero que me muerdas, quiero que me arañes, que empañes cada cristal..." (Ekko)
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