Han venido a mi mente los recuerdos de un antaño no tan lejano, el sonido de los cristales rotos y el reflejo del sol veraniego sobre ellos, donde llegué a un lugar extraño y me senté en el suelo a esperar. Donde miraba con anhelo el vacío, intentando fundirme con él mientras sonaban colaboraciones de Kutxi Romero y una gruesa capa de sal cubría todas y cada una de mis heridas, abiertas y relamidas. E intentando relativizar he subido la música para no escuchar mis pensamientos golpeando los barrotes de mi mente haciendo un ruido infernal.
Ponerme la camisa para ser un desencanto encantador, un trilero de sentimientos, un tahúr de emociones, una mentira poco cuajada que sonríe al espejo mientras por dentro está hecho pedazos y que huye del sufrimiento mental refugiándose en el dolor físico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario