Sentado frente al mar, escuchando rugir las olas en un día
de tempestad, conseguí responder a unos pocos cientos de los diez mil porqués
que agujereaban mi alma, parcheándolo así, y consiguiendo que la luz que
contenía, se escapara algo menos.
Pensé en cada una de las circunstancias que nos conectaron.
Por alineación de planetas, ciclos lunares o elevación de
mareas, llegaste a mi vida o yo a la tuya, hicimos un castillo sobre el frío
del invierno, pintamos primaveras bajo los carámbanos de hielo, vivimos rápido,
y tan intenso que las manecillas del reloj se trasroscaron y se quedaron
perennes y caídas sobre el número seis.
Ahora veo la belleza que decías que tenía mi nombre, cuando
son tus labios quienes lo pronuncian. Ahora guardo celosamente esos segundos
que el reloj nos regaló para abrazarte por las noches, y besarte bien fuerte
diciéndote al oído “no me faltes nunca”.
"El rumbo que tomamos hizo de nosotros lo que ves hoy día"
(Jaro Desperdizio & Sin H - Nostalgia y frío III)
No hay comentarios:
Publicar un comentario