Pasar de contar estrellas en el balcón a salir a
encontrarlas. Caminar buscando una luna que ande sola como cantaba el Robe.
Dejar de apuñalarme el vientre tres veces al día.
Encontrar una paz sustancial en el valor de una caricia o de
un beso.
Pensar demasiado poco, tener demasiado miedo. Sentir cómo el
prisionero de entre las costillas muerde los barrotes, el sabor metálico en la
boca, y esa extraña sensación de volar sin alas. El vértigo del abismo, el
barranco de tu cintura, morderte un labio, cerrar los ojos. La tormenta
descargando, y preparar veinte puntos de sutura nuevos, por si las moscas, todo
por el placer de saber que…
…piel con piel, se duerme mejor.
"De un acierto hago un disgusto y de un disgusto un carnaval..." (Noprocede)
No hay comentarios:
Publicar un comentario