viernes, 9 de marzo de 2018

Días para la ira


Por las veces que nos quedamos a un palmo del triunfo y acabamos fracasando. Por la sal en las heridas. Por los pasos sin rumbo y los saltos hacia el abismo. Por la incertidumbre de los días, el correr de las horas, el caminar de los minutos y los segundos reptando por el suelo. Por lo que no verán tus ojos pero sí verán los míos. Por los dientes apretados y los nudillos estrellándose una y otra vez contra la pared. Por las jaquecas y el estrés. Por los gritos dados detrás de la almohada. Por las noches sin dormir, las pesadillas recurrentes y la sensación de vértigo en cada amanecer. Por el restallar del látigo de la realidad golpeando el alma, haciendo que saltaran pedazos. Por las voluntades quebradas y por aquellas que aguantaron estoicas en un mar de adversidades.

Ellas. Sólo ellas han visto todo lo que eres capaz de hacer. Ignorar el dolor, seguir caminando, no desistir, empujar más fuerte, más lejos, más alto… 

Agarrarle de la garganta a la vida y susurrarle al oído: “Hoy mando yo”.


"El mejor arquitecto de emociones sumido en la crisis del ladrillo" (Arri). 

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