lunes, 13 de febrero de 2017

Besos de Andén

La parte final de la película donde aquellos que llevan noventa minutos ignorando los más sinceros impulsos de su alma, son capaces de sincerarse.

La escena final en el andén, donde se dicen adiós y donde uno sube en un tren con rumbo sin determinar y el otro sigue caminando en dirección contraria, al menos, hasta que se dan cuenta de que está dejando marchar al amor de su vida. Entonces el tren se pone en marcha, y uno corre por el andén, corriendo hasta la ventanilla donde está el otro, y la golpean, intentando clamar al cielo el amor que nunca tuvieron valor para admitir, y entrelazan las manos a través de ese cristal, y lloran, hasta que la velocidad del tren los separa. 

Y después se acaba la película. Como intentando decirnos que no hay vuelta atrás, ni segundas oportunidades, que los trenes que se marchan nunca vuelven... Sin saber que hay vías de doble sentido y que los besos que no se dan en los andenes se guardan en la eternidad.


"Por antes de morir cumplirlo, por llevar a cabo..." (Suite Soprano).

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