viernes, 25 de junio de 2021

Saint Peter

 No. Responderlo intuitivo como quien repite una oración. No. Aceptar que hay que parar en seco y darse la vuelta. No. Como un mantra para no volver a experimentar lo mismo. 

Como San Pedro, negaré tres veces y volveré a caer en sus redes, atorado entre cantos de sirena y aromas de belladona. Algo anestesiado, como el día que te caen mal las dos cervezas y todo empieza a moverse. Y volveré a odiarme, como en yonki rehabilitado, calentando la cuchara con un clipper y la goma en el brazo, pensando en un momento de paz y diez mil años de sufrimiento. 

Cada acto conlleva una consecuencia, cada lucha una herida, cada cicatriz es un recuerdo que al estar sanado hemos olvidado con el paso del tiempo. Negaremos tres veces antes de volver a hacerlo, pero al final, caeremos. Es curioso cómo tantos años de evolución no han conseguido librarnos de ese defecto, algo que nunca encontrarás en el reino animal: la capacidad de volver a enamorarnos.




"Y en un suspiro me juro que no volveré a descuidar la pelea y preparo las piedras..." (Poncho K)


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