Son varias ya las noches en vela, son varios e inconclusos, los minutos que no he pensado en ti, desde el adiós en el metro. Son horas intentando autoconvencerme de que era lo mejor para los dos, que habíamos entrado en una espiral de destrucción, y no lo consigo. He intentado buscar motivos para odiarte y olvidarte, sin éxito. Desde la política a los gustos, y no me sale. Hasta probé a buscar nuestras discusiones y retorcerlas para culparte de algo de lo que eras inocente. Y es imposible, además de injusto.
Si me dieran a elegir un deseo, dudaría entre volver atrás y disfrutar cada uno de los momentos que pasamos, o regalarte toda la suerte de mi vida, porque sin duda alguna, te la mereces. Creo que no he conocido hasta la fecha tanta bondad en una sola persona. Así que me niego a odiar, a olvidar, a enterrar los recuerdos y desterrarte, prometo guardarte con mimo y con la dulzura que me ha faltado en estos meses, en mi memoria. Sólo te deseo que te pasen cosas buenas.
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