Y salimos del bar en mitad de la tormenta, sin paraguas, sin complejos, sin apenas remordimientos.
No corrimos a los soportales, caminamos bajo la lluvia saltando sobre los charcos, intentando lavar el alma, vaciar la mochila del pasado, resetear la mente y curarnos el alma. Deseamos que se nos calara la ropa para tener excusa para subir a casa. Jugamos a quitárnosla con prisa, a modernos, a besarnos, a tatuarnos las caricias en la piel, a quedarnos pegados por el sudor mientras follamos, a dormir abrazados, fingiendo que nos daban miedo los truenos y los relámpagos.
Nos despertó la mañana, con el sonido del viento que arrastra las semillas de los dientes del león y las pestañas sopladas, con el silencio que construyen los deseos de madrugada...
Y no tuvimos miedos, remordimientos, ni complejos, para decir "no te marches", ni contestar "yo me quedo".
Qué bien te queda el vestido de escarcha - Vito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario