Llegará un día en el que será el espejo quien te escupa las
verdades a la cara.
Y te darás cuenta de que no eres tan guapo, ni tan fuerte, ni tan bueno, ni
tan listo, ni tan delgado, ni tienes tanto pelo, ni eres tan inteligente como
creías. Será cuando aprendas que has madurado. Cuando aprecies el valor de las
arrugas, el color de las ojeras, la aspereza de los callos, la puta alitosis
mañanera y el amarillo del café de los dientes descolocados.
Cuando los rescoldos de los fracasos te recuerden que el
sino de tu vida son las promesas de las manos llenas y la cruel realidad de los
bolsillos vacíos.
Somos dos circunstancias que se encontraron por error.